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De lunes a viernes atiende pacientes en un hospital, y los fines de semana se dedica a su carrera como Disc Jockey. Historia de vida para aprender

Se llama Caro Lewis, tiene 49 años y es médica desde hace 20 años, y DJ hace 13.

“En la última década nunca dejé ninguna de las dos profesiones, conviven las dos facetas en mi vida, y no es un hobbie, sino que me capacité para las dos carreras que amo”, cuenta Caro, cuya especialidad es la dermatología. Nacida en Córdoba Capital, ejerce en un Hospital de su provincia de lunes a viernes. Los fines de semana despliega su faceta musical en la cabina, al ritmo del género que más le gusta, el tech house.

Aunque los inicios fueron difíciles y enfrentó muchos prejuicios, hoy está orgullosa de su doble vocación. Por más antagónicas que puedan parecer la música y la medicina, para ella son sinónimos de salud, bienestar y servicio. Mientras, se prepara para viajar a Ibiza y cumplir su sueño de tocar en las grandes ligas durante una temporada completa.

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Cuando llegó el momento de elegir qué estudiar en la universidad, fue más fuerte la tradición familiar. “Vengo de una familia de médicos, mi papá, mi hermano, todos médicos, y cuando me hice dos tests vocacionales me salió medicina, y me decidí por eso”, relata. No solo terminó la carrera, sino que hizo dos especialidades, dermatología y medicina familiar, pero su lado artístico siempre estuvo presente

Cuando estaba en cuarto año de la carrera fue mamá de Nicolás, su único hijo. “Estaba de novia, nos casamos, y fuimos papás, pero fue un matrimonio muy corto”, cuenta. Durante todo el embarazo siguió con sus estudios, y después de dar a luz también. “Necesité ayuda, una chica cuidaba a mi nene, que era muy bebé todavía, para que yo pudiera hacer la residencia; pero por más que yo siempre fui de moverme, de tener mucha energía y de seguir firme hasta alcanzar mis metas, tuve que hacer muchos sacrificios”, confiesa.

 “Lamentablemente la medicina es bastante mal paga en nuestro país, y está muy naturalizado que los doctores sean personas altruistas, acostumbradas a sacrificarse”, reflexiona. Cuando le confesó a algunos allegados su deseo de ser DJ profesional, no tuvo apoyo ni comprensión, sino más bien un rechazo rotundo. “Primero que eran re poquitas mujeres en ese momento, unas cinco en todo el país, y después lo típico, el pensar ‘la música no da plata, te vas a morir de hambre’”, cuenta. A eso se sumaba el estigma social, y por eso los primeros años sintió que lo mejor era que sus dos mundos no se mezclaran.

“El pensamiento de que es ‘solo joda’ o que ‘te gusta la joda’, que laburar a la noche es malo, y el miedo a las drogas, no estaba bien visto, y mucho menos en contraposición a un trabajo tan formal en un consultorio y las guardias”, manifiesta. “Lo vivía como una doble vida, y me transformaba cuando me subía al escenario a hacer mi show, me fascinaba eso tan mágico e increíble que es la energía de la gente, que levanta los brazos, se divierte, y responde a lo que les estás ofreciendo, pero nadie sabía que yo era médica de día”, confiesa. Y al mismo tiempo, sus pacientes desconocían su talento y ascenso constante como DJ.

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Caro quería ser una mamá feliz, genuina con respecto a sus sueños, y aunque todos le decían que postergara su vocación musical, ella estaba decidida a hacer el intento. A medida que se iba haciendo conocida en el ambiente, refutaba aquella idea de que su segunda pasión no era redituable. “Después de una presentación, el fin de semana disfrutaba esa plata con mi hijo, nos íbamos a comer, lo llevaba al shopping, y pasábamos lindos momentos juntos”, cuenta.

Las carreras tienen que tener continuidad, hay que hacer cursos, escuchar muchos artistas, conocer las tendencias, mantenerse actualizado en cuanto a la tecnología, y como médica también hay que ir a congresos, escuchar a otros colegas, leer trabajos de investigación, y especializarse”.

 Participó de presentaciones, además de Buenos Aires, en Ibiza, Marbella, Milán, y en algunos de esos tours compartió cabina con DJs como Dave SeamanJust Be, y Jamie Jones. “Nunca pude hacer hasta ahora una temporada completa en Ibiza, por mi trabajo de médica; he llegado a irme un fin de semana, cuatro días nada más, porque era lo único que podía tomarme, y aún así, con los desafíos, pude crecer como profesional”, sostiene. Sin saberlo, participó de un evento épico, y todavía a veces la llaman para preguntarse si efectivamente estuvo en Europa aquel día. “Hasta ahora, el set más visto en el mundo en cantidad de reproducciones es el Boiler Room de Carl Cox de 2013 en San Antonio, Ibiza”, confiesa.

Con el correr del tiempo sus dos pasiones se unieron, y por más que ella no comentara nada al respecto, algunos pacientes ya empezaban a asociar su nombre y apellido con la DJ de la localidad

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“Sé que pueden parecer dos mundos muy dispares, pero la música puede ser considerada medicina también, no solo empiezan con la misma letra, sino que como médica puedo asegurar que cuando las personas son más felices, tienen emociones de alegría, buen humor, tienden a enfermarse menos, porque el bienestar emocional hace que no se precipiten tan rápido enfermedades genéticas”.

La Caro médica y la Caro DJ son dos facetas en una, y ninguna puede existir sin la otra.

Con información de Cindy Damestoy, Infobae

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