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EL peronismo K, un sector de los radicales, la izquierda, los gremialistas, tal cual se los conoce, han perdido credibilidad en gran parte de la sociedad

El peronismo en general, y los kirchneristas en particular; los gremialistas, radicales, y partidos de izquierda, están como locos. A pesar de los errores del Gobierno Nacional y del ajuste, son incapaces de capitalizar algún descontento. Además, no entienden el apoyo sostenido del 50% de los argentinos a Javier Milei.

“Milei tiene un discurso para cuando gana, empata o pierde. En todos sale bien parado. Si el Congreso rechaza la ley ómnibus, es la casta que defiende sus privilegios. Si se aprueba pero con modificaciones, es un triunfo con algunas quejas de la casta. Si se aprueba como quería el Gobierno, es la mayor de las victorias. Nunca pierde. Siempre gana”, comenta un funcionario kirchnerista.

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Más allá de Milei, que puede gustar o no sus políticas, o sus formas de gobernar, la gente se cansó de todo lo que se conocía hasta el año pasado. La ciudadanía dijo basta, decidió un cambio de era, de ciclo. Y Milei fue el punto de inflexión en ese cambio cultural.

Los argentinos están hartos de Cristina Kirchner, de Kicillof, de los Moyanos, Daer, Belliboni, de Del Caño, Bregman, Solano y la lista es interminable. Están hartos que los políticos los usen electoralmente, para que ellos se sigan haciendo millonarios y el pueblo más pobre.

Ya nada sorprende, siempre lo mismo: paros, piquetes, acomodos en el Estado, robo, impunidad de los poderosos y sus amigos, mientras la gente cada vez peor. En todo esto está la Justicia también, la mayoría corrupta, donde va preso el que robo una manteca en un supermercado mientras los grandes ladrones siguen libres y hasta llegan a ser gobernadores, legisladores o vicepresidente.

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Milei vino a patear el tablero y a sacar la mierda de abajo de la alfombra. Vino a expresar lo que los ciudadanos piensan pero no tienen tribuna para decirlo. Incluso, vino a hacer un cambio cultural. La vieja política, haciendo lo mismo que desde hace décadas, quiere quitarle poder al Presidente, pero no tienen eco en la gente, y no entienden qué está pasando. Está pasando que la gente cambió, se hartó.

Mientras no asuman el cambio de ciclo, el cambio cultural y den un paso al costado, dejando que asuman gente joven con formas diferentes de defender al trabajador, tendrán que ir al psicólogo.

Sigan haciendo paro , sigan votando leyes retrógradas, sigan dándole un micrófono a Cristina K, sigan nostálgicos de la época que tenían poder y hacían abuso del mismo, y la gente cada vez más los aborrecerá.

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Cuando Milei dice “no la ven”, se refiere a que la vieja forma de hacer política no va más; que la gente ha decidido (en su mayoría) que quiere otro país, sin los “caballeros de la decadencia”.

TICHO para Sin Codigo Tucumán

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