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Además, pide más impuestos para los ricos

Se llama Marlene Engelhorn, es austríaca y tiene 32 años. es una heredera multimillonaria que, frustrada con el Gobierno por no gravar su riqueza, decidió formar una asamblea de personas comunes para redistribuir su fortuna.

Nació en una de las familias más ricas de Europa, un destino que ella llama la “lotería del nacimiento”. Es descendiente directa de Friedrich Engelhorn, el fundador de Badische Anilin- und Soda-Fabrik (BASF), una de las mayores compañías químicas del mundo, hoy valuada en 46.013 millones de dólares, según datos de junio de 2024.

Cuando su abuela murió, en septiembre de 2022, Marlene heredó 4200 millones de euros. Sin embargo, incluso antes de esta herencia, ya había manifestado su intención de donar el 90% de su parte, pero de una manera especial.

A primera vista, Marlene parece el prototipo de cualquier multimillonaria: criada en un entorno de lujo y privilegios, con acceso a la mejor educación y oportunidades. Pero se diferencia del modelo Bill Gates o Jeff Bezos. De hecho, ya dijo en alguna ocasión que quiere distanciarse de ese “capitalismo filantrópico”.

Está a favor del aborto, del matrimonio igualitario y de las políticas del cambio climático. A pesar de su inmensa fortuna, su carácter es más bien humilde; rechaza los lujos excesivos y aboga por una distribución más equitativa de la riqueza. Su forma de vestirse refleja esta actitud: prefiere la ropa simple y cómoda, usa prendas atemporales y sostenibles en vez de modas pasajeras. Tiene el pelo corto, un brazo entero tatuado y casi nunca se maquilla.

Además, su historia toma un giro inesperado que la distingue del resto de los miembros de la élite económica. En lugar de aceptar pasivamente su fortuna, Marlene decide cuestionar y desafiar el sistema que la creó. Por eso es que pide a gritos pagar impuestos.

“Mi dinero en realidad proviene de la sociedad, y ahí es donde debería regresar”, dijo en una entrevista con una revista austriaca. “Si el status quo es que puedes hacer lo que quieras con la propiedad, casi cualquier cosa, entonces yo también puedo hacer eso, y quiero compartirlo porque me veo como parte de la sociedad”.

Kyrillos, un estudiante de 17 años que vive en Salzburgo, recibió una carta inusual el 9 de enero de este año. La carta tenía una invitación inesperada: había sido seleccionado como uno de los 50 miembros del “Buen Consejo para la Redistribución”, una iniciativa de la heredera multimillonaria austriaca Marlene Engelhorn, que, frustrada con el gobierno por no gravar su riqueza, decidió formar una asamblea de personas comunes para redistribuir su fortuna.

La carta tenía una encuesta, principalmente sobre demografía, y esta pregunta: “¿Crees que la distribución de la riqueza en este país es justa?”. Al responder que no y dar sus razones, Kyrillos se convirtió en el miembro más joven del Consejo y uno de los cerebros que decidiría en el transcurso de tres meses, qué hacer con 25 millones de euros. Pasado mañana será el último debate y el grupo tendrá un dictamen final.

La heredera, que no tendrá ni voz ni voto en el proceso, llamó a esta iniciativa “Guter Rat für Rückverteilung” (”Buen Consejo para la Redistribución”). Con su famosa frase “no es que no quiera ser rica, es que no quiero ser tan rica”, y su decisión de redistribuir su fortuna, revolucionó el debate sobre la desigualdad económica en Austria y Europa.

Junto a otros millonarios, como la heredera de Disney, Abigail Disney, la joven forma parte de la iniciativa “Millionaires for Humanity”, una organización que aboga por aumentar o crear tasas para los millonarios. También trabaja para “Guerrilla Foundation”, una entidad que busca cambiar sistemas de opresión y desigualdad (como el hetero patriarcado, el colonialismo, y la supremacía blanca), además de la filantropía que soporta el status quo.

Marlene piensa que la sociedad en la que vive es injusta: “En Austria, el 1% más rico de la población acapara hasta el 50% de la riqueza neta. Esto significa que la centésima parte de la sociedad posee algo menos de la mitad de la riqueza. Y el 99% de la gente tiene que conformarse con la otra mitad. Casi cuatro millones de hogares luchan cada día por salir adelante. ¿Y el uno por ciento? La mayoría simplemente heredó”. Este es su mensaje personal en la página web de su proyecto, Guter Rat, una expresión en alemán que se traduce al español como “buen consejo”.

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