Siendo la provincia con la Legislatura y el Concejo Deliberante (San Miguel de Tucumán) más caros del país; con el gasto del 60% del Presupuesto en pagar sueldos del Estado (unos 100 mil agentes públicos aproximadamente); la política de “gratuito” en el transporte público y otros ámbitos; Salud para “todes” (nos referimos a extranjeros); impuestos y tasas distorsivos y caros; es muy difícil que vengan inversores privados y se pueda avanzar en infraestructura urgentemente necesaria
En la provincia de Tucumán se destina el 60% del Presupuesto en gasto de personal público. El Estado provincial prácticamente duplicó la dotación de personal en esos 20 años, rozando en la actualidad los 100.000 puestos laborales que, si se toma en cuenta la evolución del plantel en municipios y en comunas rurales, la cantidad de trabajadores ronda los 120.000 puestos. Según especialistas, este aumento “inédito” se debe a un desorden en la administración de fondos provinciales, que a lo largo de 20 años comprometieron las cuentas públicas y que hoy deben afrontar sus obligaciones.
Con la inflación a la baja encaminada, comienza a discutirse la reducción o eliminación de impuestos, tanto a nivel nacional como provincial. El campo, y gobernadores incluidos, venían presionando al Gobierno Nacional para que elimine las retenciones. El ministro de Economía, Luis Caputo, anunció -el jueves último- que bajará las retenciones a las principales exportaciones del agro temporalmente, hasta junio, y que se eliminarán en forma definitiva para las economías regionales.
Aclararon que van a bajar todos los impuestos de forma permanente, pero va a ser un proceso “a medida que tengamos el superávit que necesitamos”. Caputo, prometió que el Gobierno bajará nuevos impuestos en el futuro próximo, y llamó a las provincias y municipios a seguir los mismos pasos.
El titular de Economía dejó un mensaje para gobernadores e intendentes, quienes, desde su consideración, no están acompañando la política de ajuste del Gobierno y no están avanzando con bajas de impuestos. “A las provincias y municipios les digo que están cordialmente invitados a esta tarea. Todavía no hemos visto una provincia reducir Ingresos Brutos, sin lugar a dudas EL PEOR IMPUESTO que una economía puede tener”, sostuvo.
“Al contrario, muchas lo han subido, y algunas a niveles aberrantes. Ni hablar de algunos Municipios, que están directamente estafando a sus vecinos con tasas municipales que no tienen ninguna correlación con las prestaciones que brindan, es decir, contrariamente a lo que dice la ley”, agregó. “La forma más saludable para bajar impuestos es bajando el exorbitante nivel de gastos que aún hoy algunas provincias y municipios tienen”, concluyó.
En línea con el pedido de Caputo, el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio (PRO), y el de Chubut, Ignacio Torres (PRO, decidieron reducir Ingresos Brutos en sus provincias. Solo dos de 24, al menos por ahora. No es el caso del gobernador tucumano, Osvaldo Jaldo (PJ), que se mostró contrario a la iniciativa. El mandatario se aferra al impuesto a los Ingresos Brutos, el cual significa un 83% de recaudación provincial. “A los servicios en Tucumán no los brinda Nación, sino la Provincia y no lo vamos a resignar”, aclaró.
Tucumán, y casi todas las provincias argentinas, tuvieron (y aún tienen) una dependencia directa del Poder Central -durante décadas-. Por decirlo de una manera sencilla, recibían un flujo de dinero mensualmente -producto de la coparticipación más miles de millones de manera discrecional-, se pagaban sueldos a estatales y el resto vaya uno a saber. Porque, en todos estos años, no se vio -al menos en Tucumán- que se hayan hecho obras de infraestructura importante para el progreso de la provincia. Todo eso provocó una brutal inflación, aumento de la pobreza, deserción escolar y todo lo que ya sabemos.
Por eso somos una provincia POBRE.
TICHO para SIN CODIGO