La tucumana Magdalena Ponce de León causa furor con sus tótems de cerámica en Milán

Presentó en Italia la colección de piezas en cerámica en gres que produce y diseña. Sus esculturas, ocuparon un stand en el Salone Satellite

Cuando a Magdalena Ponce de León le daban a elegir entre un juguete o materiales como masa, cartón o lápices ni lo dudaba. Lo suyo fue, es y será pensar con las manos. Ese saber hacer que acuñó en su casa de Yerba Buena, la llevó a recibirse de diseñadora industrial en la primera camada de la Universidad de San Pablo, Tucumán.

A los 35 años, Magdalena presentó en Milán la colección de piezas en cerámica en gres que produce y diseña desde su Blau Handcrafted Studio. Lo hizo en el marco de la 62° Edición del Salón Internacional del Mueble de Milán, la gran plataforma de tendencias en arquitectura, diseño e interiorismo.

Sus tótems XXL, que trepan hasta 1,20 metros, ocuparon un stand en el Salone Satellite, el trampolín de lanzamiento al mercado internacional para las voces emergentes. Seleccionada por Marva Griffin, la curadora y creadora de esta sección, Magdalena cosechó aplausos, gestionó contactos y tuvo espacio para contar la historia de estas piezas apilables, independientes, versátiles y lúdicas.

“Descubrí que armar torres a gusto, elegir los colores y crear tu propia escultura es un aspecto que gusta mucho”, comenta la diseñadora que, entre otros contactos, recibió la propuesta de la firma de mobiliario italiana Poliform para ambientar sus showrooms con piezas en cerámica de gres. De la arcilla de los montes tucumanos al corazón de la ciudad donde el diseño late fuerte, volvió de Milán con las pilas recargadas. “Tuvo muy buena aceptación la materialidad que trabajamos, una pasta formada por minerales naturales como arcillas, sílice y fundentes horneada a altas temperaturas. Por eso la baja porosidad y gran resistencia”.

“Fue súper enriquecedor. Descubrimos un mercado nuevo y permeable a recibirnos. Estamos entusiasmados con la idea de expansión, nos abrió la cabeza. Es pura innovación e intercambio con gente de todo el mundo, en plena búsqueda de nuevos materiales”, resume. Y destaca la charla personal que mantuvo con Griffin, la mamma del diseño: “Siempre dispuesta ayudar y colaborar, fue súper amable y quedamos en contacto para volver el año que viene”, anticipa la diseñadora, con base en Tucumán y Valencia. A ambos lados del charco funcionan los talleres y escuelas de cerámica que dirige, acompañada por equipos de arquitectos, docentes, artesanos y diseñadores que ponen en marcha los prototipos 100% con ADN local.

Me apasiona crear objetos que fusionen diseño, funcionalidad y tradición. Busco dar vida a piezas únicas y versátiles donde persigo la idea del cambio de escala para plantear nuevos conceptos. Blau es la materialización de mi visión: un espacio donde la cerámica se reinventa, la historia se renueva y la artesanía se convierte en un lenguaje contemporáneo”, sugiere Magdalena. El estudio que arrancó hace cuatro años y se puso en pausa durante la pandemia, hoy está en la mira de profesionales y empresarios internacionales que ponderan la materia prima tucumana y la elaboración propia de las pastas cuyas terminaciones naturales prescinden de esmaltes. “En los talleres teñimos la pasta por completo, es muy complicado el proceso, pero lo preferimos así”.

Junto a su marido, también socio, y sus hijas de 2 y 4 años, la familia vivió un año en Valencia, España: “Una aventura que nos permitió poner un pie en Europa, armar el taller y darnos cuenta de que no nos podemos quedar quietos”. 

Con información de Vivian Urfeig, de La Nación

COMPARTIR NOTICIAS

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *