Condenada por corrupción, en segunda instancia, Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner se autopercibe una perseguida política y que su condena es por ser una mujer exitosa
Cualquier persona que, en su sano juicio, fuese condenado por la Justicia por distintas causas se sentiría preocupado, triste, avergonzado, culpable.
Que una condena, y en segunda instancia, te provoque risa, goce, asumas el papel de perseguida, convoques a cuatro gatos locos que te aplaudan y saludes desde un balcón, es llamativo.
Un psicópata narcisista es una persona con un trastorno de personalidad que se caracteriza por:
- Tener un sentido de superioridad irrazonable
- Necesitar constantemente la admiración de los demás
- Sentir que merecen privilegios y un trato especial
- Esperar que se reconozca su superioridad, incluso sin haber logrado nada
- Hacer que sus logros y talentos parezcan más importantes de lo que son
- Ser persuasivo y seductor
- Tener una imagen grandiosa de sí mismos
- Tener una aparente sensación de auto-confianza
Los psicópatas narcisistas son manipuladores natos que pueden causar un daño significativo a los que se encuentren bajo su influencia.
Esta señora, Cristina Fernández de Kirchner, ha hecho mucho daño al país. Sin embargo, conserva un porcentaje de personas que la siguen sin importar lo que haga, ¿fanáticos?. El fanatismo es la pasión o actividad manifestada de manera desmedida e irracional de una religión, idea, teoría, cultura, estilo de vida, persona, celebridad o sistema. El fanático es una persona que defiende con tenacidad desmedida sus creencias y opiniones. También es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo o alguien.
Sus lacayos, en diferentes ámbitos, contribuyen a que la señora conserve un público afín aunque, por suerte para el país, cada vez son menos.
Argentina tiene que reconstruirse desde los escombros -material y moralmente-. Pueden haber líderes de derecha o de izquierda, lo inaceptable es que ladrones y corruptos sean ídolos de jóvenes y adultos.
TICHO para Sin Codigo