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Gente laburante, que tiene que salir a buscar el “mango” cada día, que junta los pesos para tomar un transporte y tardar horas en llegar a su laburo, para que un millonario KK que se maneja en auto de alta gama, le joda la vida por intereses políticos

Omar Maturano, el rey de la casta, lidera el gremio de los maquinistas desde 1994, o sea lleva ¡30 años! currando del gremio y fue menemista, kirchnerista y hasta macrista; cuenta con casi 9000 afiliados, algunos de ellos con salarios de casi un millón de pesos.

El gremio se llama La Fraternidad y su nombre no es casual: para nombrar a un maquinista el empleador, ya sea el Estado o un privado, debe tener el aval gremial. Hijos de maquinista, parientes o alguien vinculado al sindicato son los únicos que pueden entrar al selecto club. Es una verdadera fraternidad.

“Somos pacientes, pero la paciencia tiene un límite”, justificó anoche Maturano la medida de hoy, que afecta a miles de usuarios. Según el dirigente ferroviario “un maquinista con diez años de servicio gana entre 960.000 y 990.000 pesos de bolsillo”. Para que sepa el millonario Maturano, el salario promedio de los trabajadores es de alrededor de $300.000. Un médico que se peló el tuje estudiando, haciendo guardias de 24 horas sin dormir para salvar vidas, promedia en $500.000. ¿De qué habla este sindicalista?.

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Este llamado defensor de los trabajadores es el que hizo campaña, el año pasado, para el candidato Sergio Massa, publicitando en las estaciones lo mal que la pasarían los argentinos con las tarifas, en plena veda electoral.

Omar Maturano, dijo en las últimas horas: “La paciencia tiene un límite”. Durante los 4 años de Alberto Fernández hubo 1020% de inflación. Pero había paciencia.

Durante los 4 años de Alberto Fernández el salario mínimo pasó de US$ 270 a US$ 156. Pero había paciencia. Durante los 4 años de Alberto Fernández, el peso argentino fue la moneda más devaluada del mundo. Pero había paciencia.

Se pueden sacar muchas conclusiones: Una, sindicalistas millonarios, agremiados pobres y secuestrados por sus líderes. Dos, hace ruido el silencio durante los últimos 4 años y ahora a 70 días de un nuevo Gobierno, no tienen paciencia. Tres, su accionar con tintes golpista se nota a la legua. Pero la gente ya no es boluda, no come vidrio. Ya les sacó las fichas a estos impresentables que se enriquecieron durante décadas con el aporte de los trabajadores. YA NADIE LES CREE.

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