“Son costumbres arcaicas” dijo el padre de una de las víctimas, quienes terminaron con quemaduras de esófago y pulmones
El episodio ocurrió el pasado 17 de mayo, pero se conoció en las últimas horas: 35 soldados voluntarios del Ejército fueron sometidos en Córdoba a un brutal ritual de iniciación, luego de terminar un curso de paracaidismo: la ceremonia de “celebración”, que fue registrada en video, resultó en quemaduras de esófago y pulmones y varios jóvenes internados.
“Se emite una orden para que se pongan de rodillas en fila, se los va parando uno a uno y se les grita la palabra ‘paracaidista’, la cual debe ser correspondida con la palabra ‘siempre’. Una vez que quedan con la boca abierta en la letra ‘e’ del final de la palabra, le arrojan un poco de harina, supuestamente, y sidra en la cabeza”, comenzó relatando Jerónimo Argañaraz, abogado de uno de los denunciantes.
Pero, en este caso, a los jóvenes no les arrojaron harina, sino ¡cal!: algunos sufrieron quemaduras de estómago, esófago, ojos y narices. Para la defensa, las lesiones encuadran en “vejaciones”, ya que los subordinados no pudieron abstraerse.
Las víctimas tienen entre 20 y 25 años y son miembros del Regimiento 14 de Paracaidistas del Tercer Cuerpo del Ejército.
El ritual de iniciación no es nuevo y, según indicó el abogado, los soldados participaron de forma involuntaria: “Se emitió una orden para hacer eso. Imagínese que es imposible negarse a someterse a tal bautismo. Es inadmisible en el Ejército esa circunstancia”.
“El Ministerio de Defensa -cuando estaba Tahiana en el cargo- prohibió absolutamente todos los bautismos o ritos de iniciación. Entonces esta celebración, que ya se venía practicando con harina, infringía las normas administrativas internas”, añadió el abogado.
El Ejército Argentino difundió un comunicado asegurando que se había tratado de una equivocación en el marco de una celebración por la finalización del curso: “A un grupo de 35 efectivos, por un error de quienes debían llevar el material, se les arrojó cal en lugar de harina”, indica la comunicación.
En tanto, para Argañaraz, está “totalmente descartado” el error: “¿Cuánto esperas vos para darte cuenta de que, en realidad, no estabas tirándoles harina, sino cal? En el video los muchachos se levantan, uno vomita, todos tosen de manera desmedida”.
El caso se encuentra judicializado, bajo investigación de Carlos Casas Nóblega, Fiscalía Federal N° 2. De acuerdo con el abogado, los 20 soldados voluntarios con quienes mantiene contacto tienen “temor absoluto” de hacer la denuncia por posibles represalias.
Cuando los jóvenes comenzaron a llamar a la ART para atenderse, un “Alto Jefe” del Ejército los amenazó, según relató el abogado. “Les dijo que el que esté llamando a la ART o quiera dar intervención a la Justicia tiene la autorización de tomar a su propio compañero del cuello y pegarle un par de bofetadas o si no viene a mí para que yo me encargue del asunto. Eso está declarado en la causa por dos víctimas”, detalló, aunque no quiso aportar el nombre del identificado.