En una sesión que terminó entre gritos y empujones en la Cámara de Diputados, el tucumano Mariano Campero reapareció en escena marcando un giro político.
Alejado de la gestión en su provincia y cada vez más distante del oficialismo al que apoyó desde un inicio con idas y vueltas, votó junto a la oposición para emplazar a comisiones en busca de discutir el presupuesto universitario, la situación del Hospital Garrahan y el financiamiento a sectores vulnerables como jubilados y beneficiarios de asignaciones universales.
Campero, identificado hasta hace poco como un aliado del presidente Javier Milei, defendió su cambio de postura argumentando que “no estamos votando leyes inviables, sino pidiendo que se discutan temas urgentes”. Criticó la falta de actualización salarial para docentes y el deterioro del sistema universitario, especialmente en las provincias.

“Las universidades son motores de desarrollo. Sin ellas, no hay movilidad social posible”, sostuvo. También apuntó contra el sistema de salud pediátrico: “El problema no es solo del Garrahan. En el interior la situación es aún más grave”, reclamando una mirada federal y cuestionando el “centralismo porteño”.
En un giro discursivo, Campero pidió equilibrio entre el ajuste fiscal y las demandas sociales, y se mostró crítico con la actitud intransigente del Gobierno: “No podemos pasar de un Estado derrochador a un Estado ausente”. Pese a aclarar que no busca “romperle el gobierno al Presidente”, dejó en claro que, si el Ejecutivo no presenta propuestas, su voto será distinto. “Soy parte del Congreso, no del Gabinete”, afirmó.