Tucumán está huérfana de opositores y a la merced de la voluntad de los que gobiernan hace más de 20 años. El peronismo es como el toallón: te envuelve, te seca y te deja en pelotas
Los principales valores que se proponen para una sociedad democrática son: igualdad, libertad, justicia y solidaridad. Cosas que en Tucumán faltan. Normalmente, en democracia, hay un partido que gobierna y un grupo de partidos que constituyen la oposición.
La oposición democrática es una instancia fundamental en un gobierno, ya que hacen de contralores del accionar del Gobierno. Sin oposición, el gobierno de turno tiene la potestad de hacer lo que quiera. La oposición tiene la obligación de poner límites y ser la voz del pueblo.
En Tucumán, hace 20 años que gobierna el peronismo de manera ininterrumpida (Alperovich 12 años, Manzur 8 años y ahora Jaldo por 4 años más, al menos), con herederos nombrados a dedos. Se ha constituido, prácticamente, en un feudo. Una de las características de una democracia sana es la alternancia, algo que, lamentablemente, no existe en la provincia.
Muchos políticos locales han ensayado el papel de “opositores” pero han demostrado que solo es una actuación, si no, no se entiende por qué nunca ganó alguien diferente al peronismo. Por tirar algunos ejemplos de los últimos años: RIcardo Bussi, de Fuerza Republicana, ha demostrado en los hechos que fue, es y posiblemente será, funcional al peronismo. Su única finalidad parece haber sido dividir a la oposición del oficialismo. Una muestra concreta es la protección que tiene, por parte del peronismo, en el pedido de desafuero de la justicia por la acusación de abuso sexual en su contra.
Otro ejemplo es Federico Masso, de Libres del Sur, que con su discurso de centroizquierda y hacia los humildes, no puede tapar que ya estuvo con macristas, alfaristas y manzuristas. Ahora, es un ferviente jaldista, a tal punto que logró que lo nombren ministro de Desarrollo Social de Tucumán.
Podemos seguir por los tibios opositores como: Mariano Campero, Roberto Sánchez, Sebastián Salazar, José María Canelada, José Cano, Silvia Elías de Pérez, Ariel García, Germán Alfaro, por nombrar algunos. Pero lo cierto es que en Tucumán: NO HAY OPOSITORES.
Los peronistas locales han tenido la capacidad de coptar a la supuesta oposición (en criollo: comerse o comprar a la oposición). La situación es lamentable, porque sin oposición no hay democracia. Sin alternancia de poder, no hay democracia. Y los únicos perjudicados son los ciudadanos, ya que nadie los defiende de los abusos del poder.
TICHO, para SIN CÓDIGO TUCUMÁN