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Cuando hace calor, FALTA ELECTRICIDAD

Lo que quedó de manifiesto con la crisis del gas, que estalló en estas últimas horas en casi todo el país, es insólito por varios motivos, pero principalmente por uno: la evidente falta de previsión que demostró el Gobierno en un tema central que sistemáticamente les complicó la existencia, y la gestión, a todos los gobiernos desde que regresó la democracia.

Un poco de historia: Raúl Alfonsín tuvo que recurrir a apagones y cortes programadosCarlos Menem logró cierta “paz” para el sector a fuerza de privatizar todo; luego del 2001, Eduardo Duhalde comenzó con la regulaciónNéstor Kirchner se peleó con su vice, Daniel Scioli, cuando éste sugirió suba de tarifas eléctricas, y lo mismo pasó luego con el entonces ministro de Economía Roberto LavagnaCristina Kirchner armó una madeja imposible de subsidios y terminó con cepo y decenas de restriccionesMauricio Macri quiso hacer sinceramiento y mega tarifazo, se quedó a mitad de camino y luego reconoció que había perdido la reelección, en parte, por haber implementado las medidas de esa manera; Alberto Fernández siguió con los subsidios y las cuestiones energéticas terminaron con las renuncias de dos de sus ministros preferidos, Matías Kulfas, quien se fue del Gobierno denunciando un “internismo exasperante” en el sector, y Martín GuzmánJavier Milei llegó con la idea de quita total de subsidios y con el mantra de que “hay que pagar lo que vale la energía”, y muy rápido frenó parte de ese esquema para que no se le dispare la inflación.

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En medio de una nueva crisis por falta de gas, en el sector energético aseguran que el “no hay plata” de Milei fue tan brutal que ni siquiera se contempló terminar en tiempo y forma obras importantes, como algunas aledañas al gasoducto Néstor Kirchner, vitales para que el caño que trae el gas, desde Vaca Muerta, cargue lo suficiente para pasar el invierno. “Exageraron sin razón. Hay que ser razonables y organizados: se pueden recortar obras, pero no podés pegarte tiros en los pies por sobreactuar ahorro”, resumió un alto Ejecutivo de una de las principales empresas energéticas del país.

Así, el combo explosivo que terminó con una “pre emergencia” energética, como definió oficialmente el Gobierno. El Ente que regula el sector, el ENARGAS, lo había adelantado en una carta que le envió a transportistas y distribuidoras, anunciado lo que las empresas ya sabían que iba a pasar: cortes y problemas con el transporte de gas. Eso generó la bomba de esta mañana, con mangueras cruzadas en las estaciones de servicio de GNC, más 200 industrias paradas y la orden oficial para que se corten contratos de provisión de gas de los que, en teoría, no se puede cortar.

La tormenta perfecta incluyó atrasos en obras públicas de ampliación de la red de gasoductos, problemas técnicos en una transportadora de gas (TGN) y altos costos de las importaciones de combustibles líquidos. Hubo, además, cuestiones puntuales con un barco de Petrobras que comenzó a descargar GNL, en Escobar hoy, mal y tarde, por un problema burocrático insólito.

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“Lo que pasa por estas horas tiene que ver con mala planificación. O no saben o quisieron ahorrar en estos temas; cualquiera de las dos opciones es preocupante. Ni bien asumieron deberían haber seguido con los contratos de las plantas compresoras del GPNK, pero se pusieron a despotricar contra la obra pública. Eso hubiera permitido incorporar más capacidad de transporte al gasoducto que ya de por sí les está dando una mano bastante grande”, describió un ex funcionario del gobierno anterior.

Rodríguez Chirillo dio su versión de los hechos y le apuntó a la gestión anterior. “Encontramos un denominador común: retrasos significativos en las obras, burocracia y deuda”, resumió y avisó que no hay deuda alguna con los contratistas del GPNK. “Es un despropósito afirmar que no contar con la capacidad plena del GPNK sea responsabilidad de este gobierno y aún más sostener que por no pagar USD 40 millones ahora se gastarán USD 500 millones”, afirmó. “Además, en el Gobierno anterior se negoció una reducción del gas importado, justo para el invierno de este año”, dijo el funcionario.

Muchas culpas para el pasado y otras para el presente. Lo cierto es que el ciudadano no tiene gas. Y el invierno, aún no ha comenzado.

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