Los investigadores de la agencia espacial hallaron tres compuestos orgánicos de cadena larga, que en la Tierra son sinónimo de vida
El hallazgo surgió de una revisión casi obsesiva en Marte. Diez años después de que el Rover Curiosity horadara una roca del tamaño de una caja de zapatos en un rincón polvoriento del cráter Gale, una científica francesa volvió sobre los datos con una sospecha: allí había algo que antes no habían visto.
Y lo encontró. No una, sino tres moléculas orgánicas de cadena larga, fragmentos químicos que en la Tierra suelen ser sinónimo de vida.
Halló los llamados decano, undecano, dodecano, que son nombres de laboratorio para compuestos que combinan átomos de carbono e hidrógeno en secuencias lineales de diez, once y doce unidades.
Su origen exacto sigue sin respuesta, pero su presencia en una roca marciana sacude la hipótesis de que la química orgánica en el planeta rojo haya sido, como mucho, rudimentaria.
En 2015, el equipo científico de la NASA reportó indicios preliminares de orgánicos de cadena larga, pero el análisis no pudo descartar la posibilidad de contaminación. El hallazgo quedó archivado.
Hasta que Freissinet volvió. Utilizó un gemelo terrestre del SAM (Sample Analysis at Mars), el minilaboratorio a bordo de Curiosity, y reanalizó los gases producidos al hornear la muestra marciana. Entre ellos, encontró tres picos químicos que hasta entonces habían pasado desapercibidos. Con más experimentación, confirmó que correspondían a alcanos, las formas más simples de compuestos derivados de ácidos grasos.
“Esto es realmente buscar una aguja en un pajar”, dijo Daniel Glavin, astrobiólogo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. “No hay duda. Tenemos tres agujas”, agregó.