NOVEDADES

Se enfrentó al PODER político, sindical, judicial sin miedos. Una perdida invalorable para el periodismo independiente y de investigación

Estaba internado en el Hospital Italiano desde el 14 de junio pasado. La vida de un prohombre del periodismo que fundó medios de comunicación, que tuvo éxitos y fracasos, que desafió a la política, que fue amado y odiado, y que nunca se cansó de cuestionar.

Tenía solo 64 años. El conductor tuvo varios ingresos a la clínica de rehabilitación Santa Catalina, con la intención de ir un paso más allá en su recuperación. Sin embargo, el miércoles 18 de septiembre, tuvo que volver a ser trasladado al nosocomio de Almagrodonde ingresó por guardia para ser atendido por un cuadro de neumonía y se decidió internarlo en terapia intensiva. Con ese mismo diagnóstico había ingresado hace tres meses. Su estado, ya delicado, se había agravado el viernes 27 de diciembre. Su muerte era cuestión de tiempo.

Era un gran provocador. No se cansaba de preguntar. Un creador de contenidos. Un desafiante, hasta de su propia vida.

Fundador de los diarios Página/12 y Crítica de la Argentina y de varias revistas, también fue el creador de exitosos programas de televisión que marcaron época, como Día DPeriodismo Para Todos y Lanata Sin FiltroLíder en la radio durante más de una década, realizó documentales, escribió diversos libros de ficción y no ficción, y hasta fue primera figura de una revista en el Maipo. Todos sus proyectos tuvieron el signo de la desmesura. Destapó los casos más resonantes de corrupción de los noventa y de la era kirchnerista: fue el periodista más influyente de la Argentina en las últimas décadas. Provocó fervores y odios de una intensidad poco usual.

Fue polémico y disfrutó siéndoloNunca lo incomodó estar en medio del campo de batalla. No lo molestaban las luces, ni ser el centro de atención. Muchas veces la noticia fue él mismo.

Acompañó los cambios de los medios, del consumo de las noticias, aunque muchas veces renegó y batalló contra ellos. Ahí está la experiencia de Crítica de la Argentina para demostrarlo: fundar un diario cuando los diarios de papel estaban en retirada. Su lema contenía el desafío a los tiempos y también su derrota: El Último Diario de Papel.

Cuando alguien le reprochaba que a lo largo del tiempo su manera de pensar, en especial políticamente, había cambiado, Lanata citaba Historia del Señor Keuner, un relato de Bertolt Brecht: Keuner se cruza por la calle con un viejo amigo, con alguien a quien no veía hacía treinta años; el amigo le dice “estás igual” y Keuner se angustia, se desespera “¿Igual que hace treinta años? Una desgracia”.

Jorge Lanata tenía 64 años. Fundó medios, tuvo audiencias enormes, preocupó a varios poderosos, vivió al límite, fracasó varias veces. Fue amado y seguido por millones, y odiado por otros tantos. Él siguió sus vocaciones: la de no pasar desapercibido, la de no quedarse quieto, la de disfrutar y, por supuesto, el periodismo.

COMPARTIR NOTICIAS

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *