Los ciudadanos de la provincia no pueden vivir con un transporte obsoleto, caro -en relación al servicio que prestan- y estar con el juego psicológico permanente de paro sí, paro no, TODO LOS MESES
Todos los meses, desde hace muchísimo tiempo, se vive la incertidumbre de si hay paro de colectivos o no. Los gremialistas “juegan” con el apriete/amenaza de paro hasta que el Gobierno hace una reunión y se levanta la medida. Tres semanas tranqui, hasta que vuelve el “temita”.
Que si los choferes, que si los empresarios, que si el Gobierno, en el medio la gente que necesita laburar, estudiar, ir al médico, al banco, o a lo que sea, están como rehén.
Si el boleto es caro o barato tienen que decidirlo en el Gobierno, y si hay subsidio o no, también. Lo que sí es cierto es que el valor que se paga, actualmente, no tiene relación con el servicio que se presta: frecuencia irregular y prolongada, unidades viejas y destruidas, mugrientas, no climatizadas. Si quieren un boleto caro, den un servicio acorde al precio. En el exterior se puede pagar un pasaje de alrededor de 1.500 a 2.000 pesos pero las unidades son último modelo, limpias, con frecuencias muy cortas y regulares, climatizados, cómodas, y encima se pueden hacer trasbordos con un mismo boleto.
El gremialista César González, titular de Unión Tranviarios Automotor (UTA), dijo que habrá un paro de colectivos por ¡48 horas!. Serán el jueves 22 y viernes 23 de agosto. Para justificar la medida de fuerza, explicó que la situación es de una gravedad extrema: “No queda otra alternativa, ya no tenemos margen, a algunos no les alcanza para comer, la plata se devalúa día a día”.
Lo que reclaman es un retraso salarial de alrededor de $1,6 millones, que incluye una cifra no remunerativa $750.000 (pagada en tres cuotas en mayo junio y julio) y $400.000 del salario de julio, entre otros ítems.