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El triunfo de Javier Milei, el año pasado, provocó rupturas políticas y un reordenamiento pocas veces visto

Mauricio Macri y Patricia Bullrich, los principales aliados que tuvo Javier Milei para derrotar al kirchnerismo en el último balotaje, tuvieron este jueves un divorcio político ante la esfera pública, en la peor pelea por el poder que atravesó PRO desde su creación.

El ex presidente, no solo logró recuperar el dominio de su fuerza y tomó el control de todos los dispositivos partidarios para disipar la idea de un eventual doble comando con Bullrich, sino que volvió a exhibir que actúa sin dudar un segundo para apartar y condenar al destierro a quienes desafían su autoridad en el PRO. Pero, lejos de sentirse expulsada, Bullrich promete resistir: quiere conformar una línea interna para exhibir lealtad a Milei y convertirse en una garante del “cambio” ante el electorado macrista.

La jugada que Macri ejecutó, a través de sus leales en PRO, para desplazar a Bullrich de los puestos de relevancia de su partido, tiene un alto valor simbólico y anticipa la pulseada con los libertarios por el armado electoral de 2025. En PRO y La Libertad Avanza nadie descarta que el escenario de esa batalla sea la ciudad de Buenos Aires, donde los arquitectos del Presidente evalúan impulsar como candidatos a Manuel AdorniKarina Milei e, incluso, a Bullrich.

El enfrentamiento entre Macri y Bullrich por el manejo de PRO, el principal sostén de la gobernabilidad de Milei, duró siete meses. La trama de traiciones y acusaciones cruzadas terminó separando a los dos dirigentes más influyentes que tenía el Partido desde la dura derrota que sufrió Horacio Rodríguez Larreta en las PASO del año pasado. Tal vez, el quiebre más profundo se produjo a mediados de mayo, cuando Bullrich dijo ante las cámaras de televisión que a Macri “ya no le toca” ser protagonista en esta nueva etapa política. El ex presidente, quien asistió con recursos y promovió a Bullrich durante la campaña para fortalecerla en la interna con Rodríguez Larreta, no ocultó su disgusto en la intimidad con el vaticinio de su ex pupila electoral. Aquellos que charlan con él afirman que tilda a Bullrich de haber actuado como una “desagradecida”.

Bullrich, tal como hizo evidente cuando aceptó sumarse al Gabinete de Milei, sin el aval de Macri, se hartó de depender de las directivas o deseos del fundador de PRO, a quien no le perdona, entre otras cosas, que haya coqueteado con Milei en plena campaña electoral o cuando se subió al escenario montado en el búnker de JxC tras las primarias. Son rencillas y rencores del pasado, pero que erosionaron el vínculo político y personal.

Es sabido que Macri no está dispuesto a someterse a Milei ni a permitir que los libertarios profundicen la cooptación de dirigentes propios, sin negociar un acuerdo partidario para cogobernar o confluir en las legislativas de 2025. De hecho, la Asamblea Partidaria no sólo designó a Martín Yeza, un hombre de su confianza, sino que bloqueó las chances de una fusión con otros partidos en 2025. “Ahora Milei sabe que Patricia no maneja a PRO”, enfatizan tras la renovación de autoridades en la Asamblea Partidaria. 

Los altos mandos del macrismo tomaron nota de esas actitudes de la mesa chica de Milei. Despotrican frente al destrato que muestran el Presidente, Karina Milei o Santiago Caputo hacia PRO, pese a que los bloques macristas le dieron su respaldo al oficialismo en el Congreso a la hora del debate y la votación de la Ley Bases o el Paquete Fiscal. Entienden que debería existir un trato preferencial o gestos de contención y reconocimiento para preservar la paz.

Por esos motivos, una semana después de que se sancionaran las reformas en el parlamento, Macri salió a tomar distancia de la Casa Rosada por primera vez desde que Milei asumió su cargo. Lo hizo con un pronunciamiento público en el que le reclamó al Gobierno que cumpla con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia y gire los fondos de coparticipación a la Ciudad, fortaleza política de PRO.

Ayer Macri viajó a España, cuando faltan cinco días para la firma del “Acta de Mayo” en Tucumán. Quienes lo rodean aseguran está decidido a rubricar el divorcio con su expupila electoral y demostrarle a Milei que él comanda PRO. “Podemos integrar un frente en 2023 con Milei, pero no nos vamos a pintar de violeta como Patricia”, avisa un integrante del núcleo duro del macrismo.

Con información de Matías Moreno, La Nación

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