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La picardía y las excusas pueden ser increíbles cuando se quiere justificar lo injustificable

Un pastor de Brasil encontró a su mujer, una pastora, en un motel junto a su amante.

Esta situación alteró al hombre engañado, pero lo más increíble es que el amante era un ministro de otra iglesia cristiana.

En medio del escándalo, la pastora infiel grita: “Fueron errores, pero no es culpa de nosotros, fuimos víctimas de satanás para escandalizar y embarrar nuestros nombres. Fuimos instrumentalizados por el diablo”.

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Lejos de acabarse el matrimonio, el pastor engañado perdonó a su mujer. Lo mismo hizo la mujer del otro hombre involucrado.

“Ya pasó, no puedo volver atrás. El que nunca se haya equivocado que tire la primera piedra. Mi esposo ya me perdonó, su esposa (la del pastor infiel) también lo perdonó. Mientras juzgamos, estamos siendo juzgados”, dijo la protagonista de la infidelidad.

¡Alabado sea jesucristo!.

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