“El que no llora no mama y el que no afana es un gil” (Cambalache, 1934)
Mientras la pobreza abruma y duele, los gobernantes de “medio pelo”, acostumbrados más a administrar un circo que una provincia, siguen burlándose en la cara de los tucumanos.
Tucumán, en uno de los veranos más calurosos de la historia, sigue careciendo de servicios esenciales: barrios enteros sin agua, cortes de luz constantes, cloacas colapsadas y calles de tierra. Este mismo viernes cortaron la luz -durante horas- en una amplia zona de la provincia. ¿Cómo hicieron los pequeños comerciantes, o las mismas casas de familia, para mantener la cadena de frío de los comestibles?. Sin embargo, el Gobierno –peronista y populista desde hace 40 años– mira para otro lado.
En plena crisis -en realidad la provincia está en crisis constante desde hace cuatro décadas-, mientras miles de tucumanos viven sin lo básico para una vida digna, el Gobierno provincial gasta millones en festivales, corsos, estatuas y actos innecesarios. ¡Ah! y te dicen en la cara “Tenemos un Estado Presente”. Un claro ejemplo de esta burla es lo ocurrido en Alderetes: el gobernador, ante una multitud, inauguró una cruz y una estatua, en una ciudad donde la gente sufre la falta de agua, luz y cloacas, las calles siguen siendo de tierra y los servicios de Salud (El Estado Presente) tienen estructura sin contenido.
El “cambalache” tucumano no se detiene ahí. En la Plaza Independencia -siempre en la plaza, cortando calles y alborotando el tráfico, total que la gente se jorobe- el Gobierno organizó un gran acto (circo) para anunciar la llegada de nuevos colectivos pagados con fondos estatales -léase con los impuestos de todos los ciudadanos-, aunque el transporte público es un servicio privado. Así, mientras la Nación trabaja para estabilizar la economía y reducir impuestos, en Tucumán los aumentan. Mientras Nación retira el Estado de cosas innecesarias, en Tucumán lo incrementa. Hablan de un “Estado presente”, pero en realidad el Estado es el bolsillo de todos los tucumanos. Lo más grave es que ni siquiera usan esos recursos para incentivar la inversión privada y generar empleo genuino. Ya se sabe, “El Estado” te empobrece y engaña, te emplea, y es tu dueño.
El mandatario tucumano, con una liviandad pasmosa, pide explicaciones -a las gestiones anteriores- sobre la falta de inversiones en la provincia, cuando él mismo lleva 40 años en la función pública. ¿Quién debería dar respuestas, sino él? En los últimos ocho años fue vicegobernador y manejó el presupuesto de la Legislatura más cara del país. ¿Qué hizo por Tucumán?.
En la capital, la Administración habla de progresos en la gestión, aunque hasta ahora lo único visible son macetas con flores. Llevan casi un año y medio gobernando y las calles siguen detonadas. La reapertura de la Asistencia Pública Municipal es un logro, pero no puede ser la única bandera de gestión en una ciudad colapsada. Mientras tanto, la basura se acumula en las calles y la precarización urbana avanza sin control. La villa en la zona de Marcos Avellaneda y Sarmiento se expande cada vez más, convirtiéndose en una postal de lo que es hoy Tucumán. Este viernes se publicó una imagen tristísima en los alrededores del Club Central Norte -comprendido entre calles Santa Fe, Thames, Marcos Paz y Juan José Passo- donde hay personas “viviendo” en la vereda, cocinando en medio de la mugre. Ese es solo un ejemplo de lo que sucede en todos los barrios de la capital y el interior.
Nada ha cambiado. Y nada cambiará mientras los populistas enquistados en el poder sigan gobernando, con perdón de la palabra “gobernar”.
TICHO para SIN CODIGO