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Si se habla de muertes violentas, los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte en la provincia

Cada día, en Tucumán, se registra algún tipo de accidente vial. Ya sea entre motos, moto con auto, dos autos o el atropello de un peatón.

El número de personas fallecidas o que quedan con graves secuelas a causa del accidente, realmente es preocupante. Las edades de las víctimas son variadas, pero en general se habla de personas jóvenes.

Las causas son multifactoriales. El alcohol, la droga, la irresponsabilidad al conducir, el uso del celular mientras se maneja, el desprecio de las normas viales, el mal estado de las calles y rutas, la falta de señalización o de iluminación de las arterias, el mal estado de los vehículos, el manejar una moto sin el casco adecuado o moverse en auto sin el uso del cinturón de seguridad.

Quién no ha visto por las calles de Tucumán circular una moto con cuatro personas a bordo, entre ellos niños o bebés y, por supuesto sin casco protector. Ver a ocupantes de un auto usando cinturón de seguridad es una utopía. Se puede observar camionetas transportando a diez o quince personas sobre la caja. Muchísimos vehículos transitando sin ningún tipo de luz, también.

Las autoridades encargadas del control vial solo se dedican a eventuales mediciones de alcoholemia o solicitar carnet de manejo. Nunca se preocuparon por exigir el uso de casco, el uso del cinturón de seguridad o el secuestro de un automóvil sin luces o de una moto con cuatro personas arriba.

El Director del Hospital Padilla, según detalla Lucia Lozano de La Gaceta, manifestó que el 81% que atienden viaja en moto, el 70% son varones y el 60% tienen entre 14 y 30 años. Se necesitan 15 profesionales para atender a un accidentado. Tucumán es la tercera provincia con la tasa más alta en mortalidad por accidentes de tránsito.

La referente del Programa Provincial de Prevención de los Siniestros Viales, doctora Mohamed contó que en los últimos dos años se han entregado 130 certificados de discapacidad a jóvenes de entre 15 y 30 años.

Es hora que el gobierno provincial, municipal, comunal y ONG se pongan a pensar en serio la Educación Vial, con controles estrictos, acompañados de severos castigos a los que infringen la ley. De esa manera se salvaran vidas, se disminuirán las discapacidades y el dinero estratosférico que se gastan en cada accidentado poder invertirlo en mejorar la salud pública.

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