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Las modistas y los zapateros multiplicaron su trabajo

NADA SE TIRA, TODO SE REPARA. La inflación, con precios inalcanzables y la necesidad de saber en qué gastar hizo que muchas personas vuelvan a la vieja idea de reparar su ropa y sus calzados.

“La gente está reparando de todo. Los arreglos son extremos, me llegan a traer hasta sábanas”, relata Angélica González, una costurera que comenzó a coser en plena pandemia, confeccionando barbijos para poder pagar su alquiler, y que de a poco el negocio fue mutando a los arreglos típicos de las prendas de vestir.

“Hay prendas que vos las ves y decís que es imposible y ellos te dicen ‘bueno, pero no importa que se vea feo, yo solo quiero que se pueda usar, no importa que se note’”, relata. Allí arregla, borda, emparcha, coloca cierres, etc, “todo tiene una nueva oportunidad”.

“Cuando me dejan las cosas dicen que la situación económica está muy dura y que necesitan salvar x prenda porque no tienen plata para comprarse una nueva. Estamos trabajando mucho. E incluso tengo varias clientas que traen vestidos de novia viejos y los vienen a ajustar a su cuerpo”, explica.

Calzado

“Me agarrás justo con mucho trabajo, hoy no paro de hacer entregas”, dice Nina Sánchez, una zapatera. Ella y su hermano comenzaron en 2007 con el emprendimiento de compostura de calzados “Fabrizio”. “Estoy hace ocho años como zapatera. Por la situación de ahora hay más clientes, prefieren mil veces traer a arreglar que comprar un par nuevo. Ahora con el comienzo de clases estamos a full recibiendo mochilas, zapatos y zapatillas, de todo”, dice.

 “La restauración depende del estado de cada par por eso le pedimos foto por qué también hay cosas que se pueden y otras que no. Hay pares que necesitan pintura u otros trabajos de costura, de molde, pegado, también limpieza o blanqueamiento de suela”, explica Bruno, otro zapatero.

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