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Con estas palabras de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, da la sensación que ningún político “irá al cielo”

“Pecadores, sí, corruptos, no”, es una frase que Jorge Bergoglio solía repetir como Arzobispo de Buenos Aires y lo siguió haciendo como Francisco.

Este mediodía, en Roma, reiteró el concepto en estos términos: “Para el pecador siempre hay esperanza de redención, para el corrupto, en cambio, es mucho más difícil. Su hipocresía, sus ficciones convertidas en hábito, son como un muro de goma detrás del que se resguarda de la voz de la conciencia”.

Así que para los creyentes políticos, probablemente se les cierren las puertas del cielo.

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