Lula y el Club de los Malos: es duramente criticado en Brasil por su viaje a Moscú y su reunión con Putin y líderes autoritarios

El presidente brasileño participó en Rusia de los festejos por el 80° aniversario de la Segunda Guerra, entre otros, con Xi Jinping (China), Nicolás Maduro (Venezuela) y Díaz-Canel (Cuba)

El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silvageneró una nueva controversia internacional esta semana al viajar a Moscú para reunirse con su par ruso, Vladimir Putin. Allí participó de los actos por el “Día de la Victoria”, fecha en la que Rusia conmemora la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial con un imponente desfile militar en la Plaza Roja.

El viaje provocó fuertes reacciones dentro y fuera de su país. En Brasil, sectores opositores acusaron al mandatario, del Partido de los Trabajadores (PT), de respaldar la política belicista del Kremlin, en un momento geopolítico delicado, marcado por la guerra en Ucrania y el aislamiento de Rusia en Occidente.

Especialmente desde la invasión rusa a territorio ucraniano en febrero de 2022, el “Día de la Victoria” –celebrado cada 9 de mayo– ha cobrado nuevas connotaciones. Para analistas y gobiernos occidentales, el “Día de la Victoria” en una plataforma propagandística del Presidente Putin, que busca mostrarse como líder de una potencia influyente y con respaldo internacional.

Lula llamó aún más la atención al portar en su atuendo la cinta de San Jorge, una insignia de color negro y naranja que rinde homenaje a los soldados rusos caídos en combate. El símbolo fue prohibido en Ucrania en 2017 por su asociación con el expansionismo ruso y su utilización en contextos nacionalistas.

La participación del mandatario brasileño en el evento provocó duras críticas en los medios locales.

El tradicional diario O Estado de S. Paulo tituló una de sus columnas de opinión: “Lula en Moscú: el día de la infamia”. En el texto, el periódico calificó al presidente como “un occidental deslumbrado y voluntarioso” que encaja en la figura de un “idiota útil” para los intereses del Kremlin.

Lula defendió su decisión y negó haber respaldado la guerra. Justificó su participación en los actos oficiales como una muestra del “compromiso de Brasil con el multilateralismo” y criticó a Estados Unidos. En su discurso, apuntó contra los aranceles comerciales impuestos por Donald Trump y dijo que esas medidas “atentan contra la idea de libre comercio y el respeto a la soberanía”.

El mandatario brasileño calificó las críticas de la comunidad internacional como una “pequeñez”. “Es importante no hacer una explotación política. Si todo es político, no podemos hacer nada. Nuestra posición continúa igual: queremos la paz”, afirmó.

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