Desde abril del año pasado que no asume ningún funcionario judicial en la provincia
En ese entonces, 12 abogados juraron como jueces. Fue la última vez que el gobernador, Osvaldo Jaldo, eligió a un postulante de la terna que le envió el Consejo Asesor de la Magistratura para cubrir las más de 70 vacantes que hoy existen en el Poder Judicial. Ya se acumularon 42 ternas en Casa de Gobierno.
Cómo es el proceso para llegar a jurar como Juez o Jueza
El camino comienza con la presentación a los concursos que elabora el Consejo Asesor de la Magistratura (CAM), presidido por el vocal de la Corte Daniel Posse, a partir de las vacantes que se generan en el Poder Judicial, tanto por renuncias, jubilación o fallecimiento, como por los nuevos cargos que se crean. Luego de los concursos, el CAM eleva una terna de nombres al Poder Ejecutivo, y el gobernador elige a uno de ellos y remite su nombre a la Legislatura para que sea avalado por los parlamentarios. Si esto sucede, el elegido jura como Juez.
Cuáles serían los motivos para no cubrir las vacantes
No queda nada claro. Los funcionarios provinciales con Jaldo a la cabeza, y el ministro de Justicia Regino Amado, cuando se les consulta sobre las vacantes anuncian que esos puestos se cubrirán, pero no se concreta.
Los motivos serían variados: desde falta de presupuesto hasta cuestiones políticas o de prioridades.
En la reunión que se dio a fines de enero pasado, entre Jaldo y el titular de la Corte Suprema de Justicia, Daniel Leiva, se habló sobre las vacantes que existen en la Justicia provincial y, sobre todo, en los Juzgados de Paz. “Los jueces de paz en el interior son fundamentales. Son los que en primera instancia llevan el servicio de Justicia y los que atienden los problemas de las familias. Hemos quedado en ampliar la reunión con el resto de los vocales de la Corte para que podamos avanzar en estos temas”, dijo Jaldo en ese momento. Sin embargo, tampoco hubo reuniones al respecto. Tucumán, cuenta con 69 Juzgados de Paz, de los cuales 24 son letrados y 45 son legos.
Cuando en una ciudad no hay Justicia, la sociedad se desestabiliza. Los conflictos quedan sin resolver, las personas no pueden obtener protección ni reparación, y la confianza en las instituciones se erosiona. Esto puede llevar a una mayor criminalidad, a la desigualdad social y a la falta de oportunidades.
Con información de Juan Manuel Montero