Su impacto positivo en la microbiota de los intestinos puede aliviar el estreñimiento
El kiwi con su característico sabor agridulce, su textura jugosa y su sorprendente combinación de nutrientes, se ganó un lugar destacado en las dietas saludables de todo el mundo.
Es una excelente fuente de vitamina C. Su contenido de fibra, potasio y antioxidantes lo convierte en un superalimento con múltiples beneficios para la salud. Uno de los aspectos más destacados del kiwi es su capacidad para mejorar el tránsito intestinal, lo que lo convierte en un aliado natural en la lucha contra el estreñimiento.
Este efecto sobre la digestión y la regularidad intestinal no es un mito ni una recomendación popular sin base científica, sino que está respaldado por una serie de estudios. De hecho, diversas investigaciones científicas concluyeron que consumir kiwi regularmente puede tener un impacto tan efectivo como algunos tratamientos medicinales utilizados para tratar el estreñimiento.
Su alto contenido en fibra soluble e insoluble, así como su capacidad para atraer agua en el intestino, juega un papel crucial en la mejora de la consistencia y la frecuencia de las heces. Además, el kiwi contiene una enzima llamada actinidina, que facilita la digestión de las proteínas, lo que puede ayudar a evitar la pesadez y mejorar la función intestinal en general.
La fibra y el agua presentes en el kiwi juegan un papel valioso en la mejora de los movimientos intestinales.
Los kiwis tienen la capacidad de mejorar la microbiota intestinal y reducir la inflamación. Ciertos compuestos fitoquímicos de los kiwis favorecen un equilibrio saludable de bacterias en el intestino, lo que es esencial para una digestión óptima. Además, su capacidad para atraer agua en el intestino grueso ayuda a suavizar las heces, facilitando su paso a través del tracto digestivo.
Consumir dos kiwis al día tiene un efecto más positivo sobre la frecuencia de las deposiciones que el consumo de otros alimentos ricos en fibra como las ciruelas o las manzanas.
El kiwi es una de las frutas más ricas en antioxidantes, especialmente en compuestos como la luteína y la zeaxantina, que son conocidos por proteger la vista y prevenir enfermedades oculares como la degeneración macular y las cataratas. Además, tiene propiedades que ayudan a proteger el ADN de daños oxidativos, lo que puede contribuir a la prevención del cáncer.