Asesinó a un matrimonio de jubilados después de robarles el dinero que necesitaba para pagar la última cuota del viaje a Orlando de su hija
Era un martes 11 de junio de 2019. Cerca de las cuatro de la tarde, en la casa ubicada en Parque Avellaneda, Ciudad de Buenos Aires, la Policía encuentra los cadáveres de Alberto Chirico, de 71 años, y María Delia Esperanza, de 63 años, un matrimonio de jubilados muy queridos por los vecinos.
Los habían matado un rato antes con una pistola 9 mm: los ejecutaron con un tiro en la nuca a cada uno, después de robarles unos 80 mil dólares y 60 mil pesos que escondían en la alacena de la cocina. Antes, para atemorizarlos, o para que confesaran dónde guardaban los ahorros de toda su vida, les habían pegado varios culatazos en el cráneo a ambos.
Los investigadores señalaron enseguida a la oficial de policía Sonia Soloaga, de la Comisaría 9 C, de la Ciudad de Buenos Aires. Sonia, de 34 años, hacía la “consigna” de seis de la mañana a las dos de la tarde en la cuadra de los jubilados. Se convirtió en la principal sospechosa porque ese mismo día denunció que le habían robado el dinero que tenía para pagar el viaje de su hija y que la habían obligado a disparar dos veces su arma reglamentaria. Además, le encontraron en su poder $70.850 y restos de pólvora en su uniforme.
Según la hija de los jubilados, Soloaga se había ganado la confianza de sus padres, y solía entrar a la casa donde le convidaban mate o café y le permitían pasar al baño. Incluso, el jubilado le llegaba a mostrar dólares a Soloaga para que ella le dijera si eran verdaderos o falsos. Con la comprobación de que la casa de los jubilados no fue violentada para entrar, en los tribunales se impuso la hipótesis de que Soloaga había matado al matrimonio para robarles y así pagar la cuota que le permitiría cumplirle la promesa a su hija del viaje a Disney.
El 5 de julio de 2021, el Tribunal condenó a Soloaga a la pena máxima: prisión perpetua. Actualmente, cumple condena en la cárcel de Ezeiza.