La provincia de Buenos Aires será este domingo el epicentro de la política nacional. Allí, Axel Kicillof se juega mucho más que una elección legislativa: apuesta parte de su futuro como posible candidato presidencial en 2027, mientras Javier Milei intentará consolidar su proyecto en lo que aún se considera el corazón histórico del kirchnerismo.
Aunque el gobernador no figura en las boletas, su rol durante la campaña fue central. Encabezó actos, caminatas y actividades junto a los candidatos de su espacio, consciente de que un mal resultado de Fuerza Patria lo golpeará directamente a él. Una derrota frente a La Libertad Avanza no solo debilitaría al oficialismo provincial, sino también su liderazgo dentro del peronismo.
La decisión de desdoblar los comicios fue resistida por Cristina Kirchner, y si los números no acompañan, los cuestionamientos de su sector llegarán con rapidez. Si bien desde La Cámpora se evitó profundizar la interna durante la campaña, el compromiso no implica dejar pasar posibles errores estratégicos.
Del otro lado, el presidente Milei busca aprovechar la contienda para avanzar sobre el bastión peronista y, en sus propias palabras, “darle el golpe final al kirchnerismo”. Una buena performance en suelo bonaerense reforzaría su plan de gobierno y proyectaría respaldo hacia otros distritos. Sin embargo, enfrenta obstáculos: la falta de reactivación económica y las causas judiciales que golpean a su narrativa “anticasta”, como la investigación por presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad, donde aparece mencionada su hermana y principal colaboradora, Karina Milei.
Otro factor clave será la participación. En comicios anteriores, la baja concurrencia favoreció al peronismo gracias a su estructura territorial, capaz de movilizar votantes en las urnas. La incógnita es si esa tendencia volverá a repetirse este domingo.
En medio de la disputa entre kirchneristas y libertarios, Somos Buenos Aires intenta abrirse paso como tercera opción. Conformada por peronistas alejados del oficialismo, radicales, socialistas y dirigentes de espacios como el GEN y la Coalición Cívica, la alianza busca seducir a quienes rechazan la polarización y priorizan propuestas de gestión antes que la confrontación permanente.