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No hay región del mundo que se haya salvado de tener un asesino serial por más pacífica que pareciera, y por eso, Bélgica tampoco pudo ser la excepción, ya que entre 1995 y 1996 sufrió la existencia de Marc Dutroux, un pedófilo, secuestrador, torturador y asesino de al menos cuatro menores en aquel período y que en la actualidad sigue encerrado en una cárcel.

Nacido en noviembre de 1956, Dutroux fue miembro de una extensa familia aunque en 1971 sus padres se separaron y él quedó bajo la custodia de la madre, aunque se fue de joven de su casa y a pesar de ser adolescente, se dedicó a ser una especie de gigoló. Su presencia en el mundo sexual fue tan promiscua que se casó a los 19 años y tuvo dos hijos, aunque el matrimonio se disolvió en 1983.

Sin embargo, al poco tiempo conoció a Michelle Martin con quien reinició su vida, se casaron en 1989 y tuvieron tres hijos, unión que también acabó con el paso de los años, cuando Dutroux estaba en prisión.

La vida de este sujeto siempre estuvo en el “lado oscuro”, ya que a pesar de desempeñarse como electricista, también tenía en su haber hurtos, violencia y tráfico de drogas, pero en 1986 esa lista de delitos se agrandó al confirmarse que junto a su cómplice esposa violaron a varias niñas, lo cual le valió una sentencia de 13 años de cárcel aunque su buena conducta en la prisión hizo que fuera puesto en libertad condicional en 1992.

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Marc Dutroux: abusos y muertes

Tras lograr una pensión gubernamental aduciendo estar discapacitado, Dutroux aprovechó esto más ciertos ilícitos para ahorrar una buena cantidad de dinero y comprar viviendas en la ciudad belga de Charleroi, algunas de ellas fueron el sitio donde más tarde secuestró y mató a niñas.

A partir de 1995 comenzaron los peores crímenes de este sujeto, quien en una de sus tantas casas adquiridas construyó una especie de prisión para torturar y abusar de las menores. En junio de ese año sus primeras víctimas fueron Melissa Russo y Julie Lejeune (de 8 años ambas), quienes fueron secuestradas por Dutroux y su cómplice Michel Lelievre, aunque su esposa sabía también de esta cruenta actividad que desarrollaban ambos.

En agosto de ese mismo año, Eefje Lambrecks (19) y An Marchal (17) corrieron con la misma desgracia, y al igual que los primeros casos, fueron asesinadas por desnutrición, porque estaban encerradas en las viviendas y no eran alimentadas, además de sufrir todo tipo de torturas y abusos.

Al año siguiente, dos menores más fueron secuestradas (Sabine Dardenne 12 y Laetitia Delhez 14) y llevadas al claustro construído por el criminal, pero un testigo que alcanzó a ver como una de las menores era introducida en un automóvil, tomó nota de la patente y avisó a la policía belga. La ardua investigación terminó en el arresto de Dutroux y Lelievre, quienes tras varias horas confesaron los hechos y al realizarse un allanamiento en la vivienda del asesino serial, las autoridades pudieron salvar a las dos menores secuestradas.

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Tras permanecer varios años en custodia, el juicio contra Marc Dutroux (y tres cómplices) se inició en 2004 en la ciudad de Arlon, y tuvo la presencia de más de 400 personas y en el cual no solo se lo juzgó por las cuatro muertes que se le endilgaron sino por otros delitos menores como robo, abuso sexual, violaciones e intento de asesinato, entre otros.

En junio de ese año, Marc Dutroux fue condenado a cadena perpetua, mientras que su esposa fue sentenciada a 30 años de cárcel y Lelievre a 25, en tanto, el cuarto sujeto juzgado quedó en libertad por falta de pruebas. En la actualidad, Dutroux se encuentra encarcelado en una prisión de máxima seguridad en Bélgica, en la cual tiene un dispositivo de seguridad que lo ilumina cada 10 minutos en la celda para ver que se encuentra allí y sin raros comportamientos./crónica

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