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Los mismo políticos que gobiernan hace muchísimos años un mismo territorio y la población cada vez más empobrecida

Los señores feudales eran los grandes propietarios de tierras, quienes constituían la autoridad máxima de sus feudos (ahora provincias) o comarcas. Ejercían el poder político y hacían las veces de Juez, administrador, líder militar y cobrador de impuestos para la corona.

Según el último informe del INDEC, la pobreza de Argentina es mayor en la región noroeste y en el conurbano bonaerense. En el norte del país se da la característica de estar gobernada por los “Señores Feudales”. En el caso del conurbano de Buenos Aires, gobernada por intendentes que superan los ocho años que establece la Constitución. Años siendo los “señores” de los pueblos. Formosa, Chaco, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán.

Es evidente que, a la luz de los resultados, este sistema de “feudo” no resultó útil para el avance de la población. Son provincias donde el 70 o el 80% de la población vive del Estado. Son empleados públicos. Son “rehenes” del “Señor Feudal”. Y, a pesar de tener un empleo estatal, son pobres porque el sueldo es paupérrimo, y con la inflación actual, quedan por debajo de la línea de pobreza. Hay una mala educación, un deficiente sistema de salud y una alta corrupción de los servicios de seguridad.

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El caso de Santiago del Estero es increíble. Su gobernador Gerardo Zamora, un ex radical que se transformó en ultra kirchnerista, lleva en el poder junto a su esposa hace más de 16 años. Es una de las provincias más pobre del país. Sin embargo, tiene un estadio único de futbol que costó miles de millones. Una pista para carreras de GP que costó otros tantos millones. Sin embargo tiene una población empobrecida, donde sus habitantes, por ejemplo, van a Tucumán para ser atendidos por problemas de salud.

En Tucumán, gobernada por el peronismo desde el regreso a la democracia hace 40 años (salvo un período de cuatro años gobernada por el bussismo), presenta una pobreza estructural que lejos de mejorar, empeoró. Hubo un gran incremento de los empleados públicos. El estado de las escuelas es deplorable. No se hicieron obras de infraestructura relevantes. Aumentaron las villas miserias. Las mismas poblaciones de siempre siguen inundándose. Red de cloacas explotadas. Rutas provinciales destruidas. No existe ninguna señalización en las mismas. Seguridad vial inexistente. Y se podría seguir enumerando cosas que saltan a la vista.

En una verdadera democracia, la alternancia es la clave. Si no hay alternancia, no es democracia aunque quieran pintarla como tal. No hay que ser rehenes de nada ni de nadie.

El ciudadano tiene el poder, cada cuatro años, de elegir a quien quiere que los represente. Hay muchos “planeros” que se sienten atrapados por el puntero político, pero hasta ellos están con “hambre”.

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Hay que saber aprovechar el privilegio de poder decidir cómo se quiere vivir.

Por Saw Redactor

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