“En Tucumán, en el 2025, votamos peronismo”: lo dijo Miguel Acevedo, titular de la segunda Legislatura más cara del país

El vicegobernador habla mucho pero dice poco. Parece una característica de los gobernantes de la provincia

El manzurista Miguel Acevedo habló, hace unos días, con la prensa. Como de costumbre, ante una pregunta da vueltas como “perro que quiere morderse la cola” y no deja ningún mensaje concreto.

Por sus palabras dejó claro que de Jaldo es su compañero de fórmula y lo respeta -o sea, solo una relación institucional. Reconoce que la táctica del gobernador es un acercamiento a Milei para mantener flujo de dinero de la Nación y poder tener las cuentas al día. Al decir “En Tucumán se vota peronismo” deja claro que las ideologías de Jaldo nada tienen que ver con las de Milei. Y lo refuerza diciendo que para el Gobierno tucumano es importante la presencia del Estado, algo contrario al Gobierno libertario.

Con respecto a las próximas elecciones nacionales y el buen dialogo que tiene el gobernador Osvaldo Jaldo con la Administración Central, Acevedo expresó: “en Tucumán, en el 2025 votamos peronismo”. Normal que piense de esa manera, si hace 40 años -salvo 4 años de Antonio Bussi– gobiernan una de las provincias más pobre del país. Cuatro décadas siendo “amos y señores” de Tucumán, recibiendo miles de millones de pesos -que en vez de haber invertido en obras, lo hicieron en otra cosa…-. Han colonizado los tres poderes del Estado y todo organismo del Estado que existe. Lejos de evidenciar un progreso local, se observa un retroceso escandaloso: no hay infraestructura, no hay caminos ni rutas, aumentó el analfabetismo, no hay salud como corresponde, han echado raíces los narcotraficantes, y muchas más cosas negativas, obvio.

Lo que no sabe Acevedo, o sí sabe pero finge demencia, es que la mayoría del electorado ya “no come vidrio”. Pero si hay que reconocer que han creado tanto pobres, que todavía quedan aquellos que los votarán por un bolsón, un colchón y 10 mi pesos. Aunque cada vez les costará más “conseguir” el voto hasta del más humilde.

Cuando le preguntaron sobre el fin de los acoples, una metodología para votar que se presta para la trampa, solo visto en algunos feudos como Tucumán, el manzurista dijo tanto, “no hay apuro”, “preservar la libertad de participación”, “que hay que estudiarlo al tema”, “que de a poco”, “que debería ser acotado”, o sea, NO SE ACABARÁN LOS ACOPLES. Hay un dicho que aplica para estos señores que conducen Tucumán: “Cuando quieras que algo no funcione, crea comisiones”.

Lo mismo con Ficha Limpia: “Bueno estamos estudiando”, bla, bla, bla. A la pregunta de si el condenado por segunda instancia, el legislador José Orellana (kirchnerista) deberían solicitarle que deje la “Honorable” Legislatura, respondió: “El Melli es un amigo, lo conozco desde hace muchísimo tiempo. Es un hombre que suscitó muchos avatares dentro de la política, que merecen mi respeto. Hoy está condicionado por una causa judicial, cada vez que me preguntan algo, digo que hay que esperar a que se expida la Justicia (ya se expidió dos veces señor Acevedo). Ese es el ámbito, yo no puedo prejuzgar ni emitir opinión”. O sea, NADA.

Señor Acevedo, según sus palabras, los “honorables legisladores” recorren Tucumán y se interiorizan de la problemática de la gente. Sus funciones están en legislar para el bienestar del ciudadano. En sus supuestas recorridas seguramente habrán escuchado que la gente no quiere más acoples, quiere ficha limpia y acceso a la información pública, ¿por qué no lo hacen?. Por otro lado, haga menos publicidad y pautas a los medios y ayude a construir caminos y rutas, o terminar las casas de los barrios que nunca fueron entregados a sus dueños. No es su tarea pero, con el presupuesto millonario que manejan, podrían hacer aportes.

Miguel Acevedo es todo lo que la nueva política NO DEBERÍA SER.

TICHO para SIN CODIGO

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