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En la provincia ya se hizo habitual que los cargos electivos se distribuyan “sólo” entre familiares

El próximo 14 de mayo hay elecciones en la provincia. Como cada cuatro años, se eligen gobernador, vicegobernador, intendentes, legisladores, delegados comunales, concejales.

En esta oportunidad, la mayoría de los que ocupan un cargo ejecutivo o legislativo, no podrán ser reelegidos porque ya agotaron sus ocho años de mandato.

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Como en cada elección, y que ya es una costumbre en la provincia, los que dejan un cargo postulan a un familiar para que los suceda, y de esa manera perpetuarse en el poder.

Así vemos que hijos suceden al padre o madre, esposas que suceden a sus maridos o viceversa, hermanos o hermanas que se van reemplazando en el cargo eternamente.

Ejemplos sobran:

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Lules: se postula la esposa del actual intendente.

Famaillá: uno de los mellizos sucederá a su hermano.

Burruyacú: se reparten el poder entre padre e hijos.

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Monteros: se postula el hijo del actual intendente.

La Cocha: el poder se reparte entre padre e hijos desde hace años.

Graneros: la hija de la actual intendenta se postula para sucederla.

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Tafí Viejo: la esposa del actual intendente se postula para el cargo que ostenta su marido.

Aguilares: el poder pasa del esposo a su mujer, y ahora, a la hija.

Banda del Río Salí: el hijo del actual intendente pretende sucederlo.

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Bella Vista :el actual intendente presenta a su esposa para sucederlo.

Trancas: va el hermano del actual intendente.

En Capital: es muy probable que se postule la esposa de Germán Alfaro. Y así se puede seguir con otros municipios y comunas de Tucumán.

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Parecen “un clan” dispuestos a no ceder un centímetro su poder. Y, obviamente, la desconfianza los convierte en una “nobleza” del siglo XXI.

Lo triste es que los años pasan y las mismas caras o apellidos se repiten en el poder de Tucumán. La provincia, bien gracias.

Muchos de los postulantes, y que terminan ganando por el poder y plata de la familia, no llegan ni a los 30 años de edad.

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Todo esto está naturalizado en la provincia. Es triste y asusta. A 40 años de democracia, da la sensación que las elecciones son un mero trámite administrativo, donde se pasan el poder “por herencia” entre los nobles tucumanos. Que bueno sería, que cada cuatro años, libremente, se pueda votar libre y concienzudamente. Premiando o castigando según sus actos.

¿Sabés como vas a votar?

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