Además, encabezó la Misa de Nochebuena
El Papa abrió, este martes, el “Año Santo” 2025 de la Iglesia Católica, el gran peregrinaje internacional para el cual se esperan más de 30 millones de fieles de todo el mundo en Roma, bajo el signo del Jubileo. El lema será: “Peregrinos de la Esperanza”
Francisco llegó al atrio de la Basílica, y tras las oraciones y lecturas se acercó y tocó tres veces. Entonces la puerta se abrió y la atravesó en total silencio.
En la Iglesia Católica, el Año jubilar o Año Santo es un tiempo en que se concede gracias espirituales singulares (indulgencias) a los fieles que cumplen determinadas condiciones.
El Jubileo es una celebración que de ordinario tiene lugar cada 25 años y en la que se concede la indulgencia plenaria. El Jubileo Católico puede ser ordinario o extraordinario. El Año Santo ordinario, o Año Jubilar, es el celebrado en los intervalos preestablecidos mientras que el extraordinario, es el proclamado como celebración de un hecho destacado.
La ceremonia que se observa en Roma para abrir el Jubileo ordinario o Año Santo incluye un conjunto de ritos. El Papa se dirige a la Basílica de San Pedro para abrir la llamada Puerta Santa, cerrada a cal y canto. Esta puerta solamente se abre para la ceremonia de apertura del jubileo y por este motivo. El sumo pontífice toma un martillo (el mismo que utilizó Pío XI en 1933) y da tres golpes diciendo una fórmula que se inicia con las palabras: Aperite mihi portas justitiae, ingressus in eas confitebor Domino («Abridme las puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al Señor»). El simbolismo -abatir la puerta con el esfuerzo- significa la dificultad del camino cristiano pero, al mismo tiempo, subraya que una vez traspuesto el ingreso se encuentra la grandeza extraordinaria del amor y misericordia de Dios.
Se derriba la mampostería que cierra la puerta y después el Papa se arrodilla delante de la puerta, mientras los penitenciarios de San Pedro la lavan con agua bendita. Luego, tomando la cruz, se empieza el Te Deum y entra a la Basílica junto con el clero.
Posteriormente tres cardenales legados que ha enviado el Papa a las otras tres Puertas Santas las abren con la misma ceremonia. Estas tres puertas están en las Basílicas Papales de San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor. Todo esto se hace en vísperas de Navidad.
Al siguiente día por la mañana el Papa imparte la bendición al pueblo en forma de Jubileo. Expirado el Año Santo se vuelve a cerrar la puerta en la víspera de Navidad y el Papa bendice las piedras y la argamasa, pone la primera piedra y doce cajetillas de monedas o medallas de plata y oro, lo cual se ejecuta con la misma ceremonia en las otras tres Puertas Santas.
Qué dijo Francisco en la Misa de Nochebuena
Su Santidad deseó que el Jubileo, que comenzó este martes con la apertura de la Puerta Santa, dé esperanza a los países abrumadores por las deudas y profanados por la guerra, en su homilía de la Misa del Gallo celebrada en la Basílica de San Pedro.
”En esta noche, la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo; en esta noche, Dios dice a cada uno: ¡también hay esperanza para ti!”, dijo Francisco, que agregó que “Dios perdona siempre y lo perdona todo”.
En su homilía, el Papa deseó que este sea un Jubileo de esperanza “para nuestra madre tierra, desfigurada por la lógica del beneficio; que llegue a serlo para los países más pobres, abrumados por deudas injustas; que llegue a serlo para todos aquellos que son prisioneros de viejas y nuevas esclavitudes”.
“Pensemos en las guerras, en los niños ametrallados, en las bombas en las escuelas”. Luego, pidió que en este Jubileo “nos indignemos por las cosas que no están bien y que tengamos la valentía de cambiarlas”.
“La esperanza que nace en esta noche no tolera la indolencia del sedentario ni la pereza de quien se acomoda en su propio bienestar; no admite la falsa prudencia de quien no se arriesga por miedo a comprometerse (…) ni de quien no alza la voz contra el mal ni contra las injusticias que se cometen sobre la piel de los más pobres”.