Angelo Becciu había sido demandado por Francisco por estafa y condenado a cinco años y medio de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos en la Santa Sede. Por órdenes del Papa no puede participar del Cónclave del 7 de mayo, sin embargo, intentó burlar la decisión y entrar en la elección del nuevo Pontífice. Finalmente, sus pares le negaron la entrada
Angelo Becciu, Cardenal italiano condenado por malversación y despojado de sus derechos cardenalicios en 2020, anunció este martes su decisión de no participar en el Cónclave que elegirá al próximo papa, previsto para comenzar el 7 de mayo, luego de haber desafiado a la Iglesia con participar.
La decisión del cardenal llega tras la congregación general de los cardenales celebrada este lunes, donde se oficializó el inicio del cónclave para el próximo 7 de mayo. Aunque participó en las congregaciones previas junto a los 252 cardenales convocados, Becciu no formaba parte de los 134 electores habilitados por tener menos de 80 años, ya que fue excluido explícitamente por orden del Papa Francisco.
Durante las reuniones preparatorias del Cónclave, el secretario de Estado, Pietro Parolin, presentó dos documentos firmados por Francisco -uno fechado en 2023 y otro en marzo pasado- que confirmaban que Becciu no tenía autorización para votar en la próxima elección del Papa. Pese a ello, el propio Becciu sostuvo hasta hace pocos días que el Santo Padre nunca había expresado “voluntad explícita” de excluirlo formalmente y que sus prerrogativas como Cardenal seguían intactas.
De qué se acusó y condenó al Cardenal
Becciu, de 76 años, fue condenado a cinco años y medio de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos en la Santa Sede. El juicio, el primero de este nivel contra un cardenal ante el Tribunal Penal del Vaticano, abordó varias operaciones financieras irregulares, incluyendo la polémica compra de un edificio de lujo en Sloane Avenue, Londres, mediante recursos del Óbolo de San Pedro, la colecta internacional destinada a obras de caridad del pontífice.
Durante el proceso judicial, también salió a la luz una donación de 125.000 euros a una asociación vinculada a la Cáritas de Ozieri, en Cerdeña, presidida entonces por un hermano del cardenal. La operación generó cuestionamientos por posible conflicto de interés y uso indebido de fondos.
Becciu, que entre 2011 y 2018 ocupó el cargo de sustituto para Asuntos Generales en la Secretaría de Estado, fue considerado en su momento uno de los hombres más influyentes del Vaticano y potencial candidato al papado. En 2018, el papa lo nombró prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cargo del que también fue relevado tras conocerse el caso.
El escándalo y posterior exclusión de Becciu se enmarcan en una serie de reformas impulsadas por Francisco para mejorar la transparencia financiera del Vaticano.