La intervención policial evitó una tragedia
Un angustiante episodio se vivió, este viernes por la mañana, en la ciudad de Yerba Buena, Tucumán. Un hombre, con presuntos problemas psiquiátricos, se atrincheró en su vivienda con su hija de apenas tres años, a quien tomó como rehén mientras amenazaba con quitarle la vida y luego suicidarse.
El hecho se desató en un domicilio de calle Lamadrid al 1.100, cuando personal de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (DINAyF), acompañado por peritos médicos del Poder Judicial y efectivos de la Comisaría de Yerba Buena, intentaban ejecutar una orden judicial para internar al individuo. Al advertir la presencia de las autoridades, el hombre reaccionó violentamente, se encerró con la niña en una habitación y, con un objeto cortante, amenazó con atacar a ambos.
Inmediatamente, se desplegó un operativo de seguridad a cargo del Cuerpo Especial de Rescate y Operaciones (CERO), con un anillo de contención formado por la Guardia de Infantería, Patrulla Motorizada Yerba Buena y personal municipal, dado que en las inmediaciones funciona una institución escolar.
La intervención estuvo liderada por el Oficial Principal Pedro Reyna, negociador del grupo CERO, quien trabajó en coordinación con el psiquiatra personal del agresor. Durante aproximadamente dos horas, se sostuvo una intensa negociación que permitió contener al hombre y evitar una tragedia. Finalmente, la menor fue rescatada ilesa y entregada a su madre, mientras que el sujeto fue reducido y trasladado con custodia al Hospital Obarrio para su internación psiquiátrica.
El Jefe de Zona II de la Unidad Regional Norte, Comisario Inspector Héctor Marín, destacó el profesionalismo del operativo y la labor conjunta de las distintas unidades. Por su parte, el subdirector de Fuerzas Especiales, Subcomisario Alejandro Reyna, detalló que se montaron dos puestos de observación con francotiradores para monitorear la situación y planificar la intervención con precisión.
El negociador Pedro Reyna subrayó la dificultad del caso, debido a la condición del agresor, quien presentaba episodios de delirio y desconfianza extrema hacia las fuerzas de seguridad. Afirmó que la tarea del “primer respondedor” —quien recopila información clave en el inicio del operativo— fue crucial para entender el comportamiento del sujeto y trazar una estrategia eficaz.
El accionar coordinado y especializado evitó un final trágico y permitió preservar la vida de ambos protagonistas del hecho. Las autoridades remarcaron la importancia de la formación constante y el trabajo articulado entre fuerzas especiales y unidades regulares para enfrentar este tipo de crisis.
