Domingo de Pascua: Francisco apareció ante los fieles y llamó a “buscar a Cristo siempre”

El Papa Francisco se hizo presente este Domingo de Pascua saludando desde el papamóvil ante una Plaza de San Pedro colmada de flores, música y más de 35.000 fieles

Este domingo 20 de abril, en medio de la Celebración por el Domingo de Pascua, el Papa Francisco se hizo presente en la Plaza de San Pedro para saludar a los fieles desde el papamóvil y acompañar la tradicional bendición “Urbi et Orbi”. Aun en recuperación, el Pontífice quiso estar cerca del pueblo en una jornada en la que más de 35.000 personas se reunieron para Celebrar la Resurrección de Cristo. 

La Misa fue presidida por el Cardenal Angelo Comastri, Arcipreste Emérito de la Basílica de San Pedro, quien, por deseo de él, fue el encargado de leer el mensaje pascual. Con palabras sencillas y profundas, Francisco, quien luego salió al balcón del establecimiento, invitó a la gente a “buscar a Cristo siempre”, recordando que su renacimiento es fuente de esperanza para el mundo entero y un llamado a no perder nunca la fe, incluso en los momentos más difíciles.

El Papa Francisco salió a saludar a los fieles y llamó a buscar a Cristo vivo en cada rincón de la existencia

En su mensaje, el Papa Francisco puso el foco en el lado más profundo del mensaje de Pascua: “Cristo ha resucitado y está vivo. No se trata de un recuerdo lejano ni de una figura estática para contemplar, sino de una presencia real que acompaña cada paso de la vida” y aseguró que no hay que buscarlo en lo que ya no está, sino en lo vivo, en lo que se mueve, en lo que sigue latiendo.

Así, animó a todos a encontrarlo en lo cotidiano, en las personas que se encuentran todos los días, en esos pequeños gestos y en lo inesperado. A veces, Jesús está justo ahí, entre nosotros, aunque no siempre se lo vea. Buscarlo es una tarea diaria, un ejercicio de estar atentos al mundo que está alrededor. 

Francisco también destacó, en el escrito leído por Comastri, que la fe en la Resurrección no es algo cómodo o quieto, sino todo lo contrario, es algo que nos pone en marcha. Como María Magdalena, como Pedro y Juan, estamos llamados a movernos, a correr, incluso, para reencontrarnos con Cristo cada día, porque él se deja encontrar, incluso cuando sentimos que lo hemos perdido.

Cuando agarró el micrófono, el pontífice, que se encontraba en silla de ruedas, pero sin las cánulas nasales que había usado en otras ocasiones, se limitó a decir “Buenas Pascuas” y saludó a todos los que estaban frente al balcón de la Basílica. Pero aunque sus palabras fueron breves, no dejó de referirse a algo fundamental: la libertad. En su lectura, habló de la calma, resaltando que: “No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás”.

Por último, el Papa recordó que el Jubileo es una oportunidad para renovar esa fe y compartirla. No una esperanza vacía, sino encarnada en la realidad de cada uno. En este sentido, invitó a todos a no quedarse atrapados en la tristeza ni en falsas promesas, sino a vivir con el corazón abierto, dejándose transformar por la alegría de saberse amados y acompañados por un Dios vivo.

El mensaje fue un llamado fuerte a vivir con esperanza, a confiar en que no estamos solos, incluso en la fragilidad o el dolor, ya que Cristo venció la muerte y camina a nuestro lado, compartiendo nuestras penas y alegrando nuestras búsquedas con pequeñas señales de amor.

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