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El cerdo, que antes nadie compraba, ahora gana lugar en la mesa de los argentinos

En el país de la carne, con los datos de estos primeros cinco meses, se puede decir que 2024 ya es el año en el que habremos comido menos carne vacuna de las últimas tres décadas. La caída de su consumo es abrupta. Son 44 kilos por persona al año,15,9% menos que en 2023.

Pero hay un dato jugoso. Los argentinos no resignan la proteína animal. Ni más harina ni más verduras (también carísimas). Se consume menos la de vaca, pero mucho más la carne de cerdo, que viene justo después de la sustituta predilecta: la de pollo.

“Tenés gente que empezó a usar carne picada de cerdo en el pastel de papa. También vienen por la nalga y la cuadrada de cerdo para hacer milanesas”.

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Con respecto a una u otra carne, Sergio Britos, nutricionista, aclara que la de cerdo es “ligeramente mejor en su perfil de grasas”, con relación a la vacuna y de pollo, mientras que “la de vaca es, de las tresla que aporta más hierro” (fundamental en niños/as a los 6 meses de edad, en quienes es recomendable que se aporte unos 25 o 30 g de carne vacuna magra).

Según el último informe de precios minoristas del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), el valor promedio el kilo de pollo, a mayo, es de $ 2.539, con una variación mensual al alza de 4,7%. El pechito de cerdo, en cambio, que cuesta $ 4.420 el kilo, marcó una baja del -0,9 %. Y la carne vacuna, a $ 7.373 el kilo, también subió, un 3%.

La variación interanual se ubica en un 283,07%, en el pollo fue de 249,1% y en el cerdo fue del 231,4%, la menor suba respecto a mayo de 2023.

En precio (más allá de la costumbre, el gusto o el saber cocinarlo) siempre gana la carne de cerdo.

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Mientras el pechito de cerdo no sólo no aumenta sino que baja de precio, el único corte de carne de vaca que bajó en mayo fue la nalga, -0.3%.

Las principales alzas vacunas se dieron en el lomo (5,2%), el osobuco (4,9%), la colita de cuadril y el cuadril (4,7%). Y los cortes de vaca con menores aumentos fueron la bola de lomo (1,3%) y el asado (0,6%).

“La diferencia importante que tiene esta crisis, sobre todo respecto a la de 2001, es que los argentinos seguimos consumiendo más de 100 kilos de proteína animal. Menos carne, pero la reemplazamos por pollo y cerdo. En 2001, la carne vacuna se reemplazaba por papa, arroz, fideos, polenta”, dice Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra).

“Hoy lo que vemos es una crisis de demanda, generada por la caída del poder adquisitivo. Con el precio del kilo promedio de carne entre $ 7.000 y $ 7.500, se pueden comprar más de 3 kilos de pollo y más de 2 kilos de cerdoEso es lo que provoca la sustitución de la carne vacuna”.

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El consumo de pollo hoy en Argentina supera al consumo de carne. Consumimos 44 kilos de carne vacuna y entre 47 y 48 kilos de pollo. “Hace 20 años veníamos consumiendo 4 o 5 kilos de cerdo principalmente como fiambre, y hoy estamos consumiendo entre 22 y 23 kilos por año”, compara.

Ahora ingresa el cerdo en el gusto de los consumidores. Hoy es la carne mayorista más barata del mercado.

“La media res de cerdo, que es equivalente al cajón de pollo, está $ 1.500 el kilo, contra $ 1.700. Normalmente debería estar $ 1.800 y al productor se le tendría que pagar unos $ 1.300. Hoy se está vendiendo por menos del costo de producción. Hasta a $ 800 el kilo. El cerdo se está regalando”, dice Juan Uccelli, productor y consultor de la industria porcina.

“Antes los médicos proscribían la carne de cerdo. Hoy lo prescriben. Hasta se incorporó en las clínicas -asegura- Es como la famosa pechuga de pollo sin la piel: costillita de cerdo sin la grasa exterior”, cierra.

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