La refrigeración puede disparar 25% el consumo de combustible
En los meses más agobiantes del verano los autos suelen gastar más combustible y el acondicionador aparece como el gran responsable, debido a la importante cantidad de energía que emplea para refrescar el habitáculo.
“El sistema de aire acondicionado aumenta el consumo de combustible de un vehículo más que cualquier otra función auxiliar”, advirtió Salvador Gil, doctor en Física experto en energía y docente de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Sucede que, para enfriar y deshumidificar, el compresor del acondicionador consume potencia del motor, y eso lleva a que se queme más combustible.
“En un vehículo convencional, con motor de combustión interna, el incremento del consumo debido al aire acondicionado puede ser del 15% al 25%”, indicó el investigador.
Diez trucos prácticos para lograrlo:
EVITAR EL “EFECTO HORNO”. Cuando un auto queda al sol con las puertas y ventanillas cerradas se produce un “efecto horno” por el que la temperatura interior puede trepar hasta los 70°C. Si el vehículo, parado al sol, estuviera muy caliente, se recomienda abrir las puertas y las ventanillas por unos instantes para que el aire caliente pueda salir.
ARRANCAR CON LAS VENTANILLAS BAJAS. Si el auto quedó al sol y sigue muy caliente, la recomendación es que el primer enfriamiento no lo haga el acondicionador (gastando nafta), sino que se produzca naturalmente (gratis) con el ingreso de aire exterior al comenzar a andar.
Así, tras circular algunas cuadras con todas las ventanillas abiertas, la temperatura del habitáculo ya será menor, más cercana a la del ambiente. Recién entonces llegará el momento de levantar los cristales para activar el acondicionador, y que éste baje los grados que faltan hasta el nivel de confort.
UTILIZAR EL RECIRCULADOR. Los sistemas de refrigeración de los vehículos tienen siempre un botón con una flechita doblada, cuyo uso es crucial en verano. “Al activar la función de ‘recirculación‘ se usa menos energía porque el equipo está enfriando sólo el aire que ya está dentro del vehículo, y no trayendo aire exterior más cálido para enfriar”, apuntó Gil.
Tener el recirculador encendido permite, además de ahorrar nafta, que el habitáculo se enfríe más rápido. Por eso, si hace mucho calor, con este modo se llega más rápido a la temperatura deseada. Ahora bien, cada tanto debe permitirse el ingreso de aire del exterior (apagando el recirculador). Si no, los vidrios podrían empañarse; y el conductor, al respirar aire viciado, podría comenzar a sentirse cansado y con falta de concentración.
DIRIGIR HACIA ARRIBA LOS FLUJOS DE AIRE FRÍO. El conductor puede elegir a qué rejillas dirigir el aire. Para aprovechar al máximo el frío generado por el equipo, lo ideal es configurarlo para que “sople” sólo por las ventilaciones superiores: las del cuadro de instrumentos. ¿Por qué? El aire frío es más denso que el aire caliente, por lo que tenderá a bajar y a situarse en la parte inferior del vehículo. Esto generará un efecto cortina de aire que permitirá aumentar el confort en el interior y reducir la temperatura de forma uniforme.
PARA REFRESCAR A LOS DE ATRÁS DESPEJAR EL PISO. Muchas veces el conductor y su acompañante se sienten frescos, pero los que viajan en los asientos traseros se quejan de que tienen calor. La reacción común, entonces, es hacer que el aire funcione a mayor potencia.
Pero la solución podría ser mucho más sencilla (y barata). A menudo basta con no poner objetos debajo de los asientos de adelante, porque podrían dificultar el paso del flujo de aire frío hacia la parte trasera del habitáculo.
USAR EN TEMPERATURA JUSTA, SIN ENFRIAR DE MÁS. En los autos con un termostato digital, recomiendan fijar la temperatura en no menos de 24°, e idealmente en 25° o 26°: eso alcanza, según los expertos, para que la mayoría de las personas se sientan bien, con ropa suelta adecuada a la época. “Si el auto no tiene este control, la persona debería usar el equipo en la posición de mayor temperatura que le sea posible y confortable. Apuntando a la comodidad, no al frío“, resumió Gil.
EN RUTAS Y AUTOPISTAS, ENCENDER EL AIRE. Muchos creen que, al circular a altas velocidades en rutas y autopistas, pueden ahorrar combustible si apagan el aire acondicionado, abren las ventanillas y refrescan el vehículo con la corriente. En realidad, eso resulta contraproducente.
Al conducir con las ventanillas bajas, se modifica el coeficiente aerodinámico del vehículo, provocando una mayor resistencia al movimiento del vehículo y, por lo tanto, mayor esfuerzo del motor. Por eso, sugiere enseguida que a partir de los 80 km/h el conductor no dude en prender el aire acondicionado: “Es más eficiente que las ventanillas bajas, siempre que se coloque a una temperatura moderada”.
DESACTIVAR EL AIRE ANTES DE LLEGAR. Se recomienda que el conductor apague el aire acondicionado unos dos minutos antes de llegar a destino y deje funcionando sólo la ventilación hasta el fin del viaje.Esto, por un lado, ayuda a prevenir olores desagradables en el interior del vehículo. Pero, por otro lado, ahorra energía (y combustible) ya que el sistema continuará “soplando” aire frío por varios segundos sin utilizar el compresor.
MANTENER LIMPIOS LOS FILTROS DE AIRE. El filtro de polvo y polen reduce la penetración de partículas del aire exterior en el interior del vehículo, y necesita ser reemplazado regularmente para no perjudicar la eficiencia del aire acondicionado. Un síntoma típico de que el filtro ya no da más es que el aire empieza a salir con malos olores. Otra señal es que el caudal se reduce, lo que provoca que el equipo deba trabajar más tiempo -y quemar más nafta– hasta lograr atemperar el habitáculo.
REVISAR CON FRECUENCIA LAS TOMAS DE AIRE. Otro problema común que lleva al acondicionador a consumir más energía es que queden tapadas las tomas de aire que están frente al parabrisas, del lado exterior. Hojas, pequeñas ramas o frutos y otros materiales caídos sobre el vehículo pueden ser los causantes de que el aire no esté ingresando adecuadamente.
Clarín