La Municipalidad de San Miguel de Tucumán le hace un homenaje a “Don Rojas”, el icónico vendedor de cubanitos fallecido hace un año

En la peatonal Muñecas -al 100-, el Municipio descubrió una escultura que retrata la figura de Carlos Oscar Rojas, el elegante cubanitero que falleció el 13 de noviembre de 2024 y quedó para siempre en los corazones de los tucumanos

Carlos Oscar Rojas, el “señor de los cubanitos” y conocido como “Don Rojas”, que con su traje impecable y el rostro siempre sonriente ofreció dulzura durante décadas en el microcentro capitalino, y en el Parque 9 de Julio, fue homenajeado por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, al cumplirse un año de su partida. 

Este miércoles por la tarde, en la peatonal de calle Muñecas entre Mendoza y San Martín, el Municipio realizó una emotiva ceremonia y descubrió una escultura que recrea la emblemática figura de Don Rojas, fallecido hace exactamente un año, a los 88 años.  

Encabezaron el homenaje el secretario General de la comuna capitalina, Rodrigo Gomez Tortosa, la secretaria de Cultura, Soledad Valenzuela, y la directora de Promoción de Eventos, Natalia Zanotta, con la participación de más funcionarios municipales, familiares, escultores y vecinos. Durante el evento se repartieron cubanitos rellenos con dulce de leche a los presentes y transeúntes. 

Celeste Rojas y Jacob Paz fueron los escultores a cargo de la obra, que fue moldeada con resina y en base a archivos fotográficos y a los recuerdos de las personas que lo conocieron. 

“Tiene mucha investigación, mucha recopilación de datos, dibujos, en el modelado probamos un montón de rostros. Esta escultura forma parte de la cultura del tucumano y le dimos un significado: que sea como un monumento al trabajo”, explicó Paz. 

“Estamos felices por el trabajo. Espero que a los tucumanos también les guste y disfruten de esta hermosa escultura en honor a alguien que forma parte de nuestro paisaje urbano y que mucha gente lo va a recordar como la persona que era: un trabajador y muy buena persona”, expresó Rojas. 

“El siempre decía: yo vendo dulzura y vendo felicidad”, recordó Jorge Farías, hijo del corazón del querido

“Don Rojitas empezó su venta de cubanitos allá por la década del 50. Él trabajaba es una cortada de ladrillos y el día domingo descansaba. Se vino a la capital, paseando un rato, se paró a ver una vidriera frente a la Casa Tía, y se acercó un chiquito con su madre y pasó un señor que vendía cubanitos en cono y la madre no tenía dinero”, relató. 

Ante el ruego, Don Rojas “le compró el cubanito a ese chiquito que estaba llorando y cuando le dio el cubanito fue risa total. Al día siguiente se compró un smoking, una bandeja y así empezó vender cubanitos, un hombre impecable muy pulcro”, comentó Farías.

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