Desde hoy está disponible en las farmacias la inyección específica para sobrepeso y obesidad. Cuánto cuesta y la advertencia de expertos
Con demora, si se compara con el resto del mundo, y dos años después de haber sido autorizada en el país, Wegovy llegó a Argentina. Es la gemela de Ozempic, el medicamento inyectable entre los más vendidos del planeta y que acá ya se usa para la diabetes tipo 2, pero ahora se utilizará para tratar específicamente la obesidad y el sobrepeso.
Así lo anunció, este martes, Novo Nordisk, el laboratorio danés que fabrica ambas inyecciones furor.
Aprobada desde 2021 por la FDA (es como nuestra ANMAT en Estados Unidos) para pacientes obesos, Wegovy es una versión de alta dosis de semaglutida, el mismo principio activo que Ozempic, y promete hacer perder peso sin tanto esfuerzo.
La pérdida de peso se da porque la medicación reduce el apetito y aumenta la sensación de saciedad. En estudios clínicos, demostró una reducción de peso del 20% en un tercio de los pacientes, y del 17% como promedio general.
Con Wegovy ya disponible, se prevé acá una réplica de un fenómeno global. Desde que celebridades como Kim Kardashian, Elon Musk o Lady Gaga hablaron abiertamente de su uso, la popularidad de la semaglutida explotó. Y en Argentina ya se venía haciendo un uso off label, fuera de etiqueta, de Ozempic para bajar de peso, simplemente elevando la dosis hasta 2.4 mg, como trae la lapicera de Wegovy.
Toda esta fama le valió a la droga su copia nacional, el Dutide, que este año lanzó el Laboratorio Elea, aprovechando la falta de patente local. Con esta incorporación, ya hay tres opciones del mismo “boom inyectable” en el mercado.
Cómo se usa el Wegovy
Se administra una vez a la semana por vía subcutánea a través de una lapicera prellenada, y la ANMAT autorizó su uso para el control de peso en adultos con obesidad o sobrepeso con al menos una comorbilidad relacionada con el peso (hipertensión, diabetes tipo 2 o colesterol alto), junto con cambios en el estilo de vida (alimentación saludable y realización de actividad física).
Está indicado, además, en adolescentes con obesidad, a partir de los 12 años y un peso corporal superior a 60 kg.
Esta “droga de moda”, como la llamó The New York Times, no tiene fecha de fin y requiere una inversión considerable. El tratamiento puede durar meses o incluso años. Respecto de la potencia de semaglutida, a mayor dosis, se vio en los estudios clínicos, es mayor el descenso de peso. En cuanto a sus efectos adversos, se detectó un 10% de síntomas gastrointestinales, como náuseas o diarrea.
“Un plan de control del peso incluirá siempre ajustes en la alimentación, actividad física, dormir mejor de noche, gestionar el estrés y otras emociones, identificando por qué comemos cuando comemos (por hambre real, ansiedad, enojo, aburrimiento o costumbre). Como complemento, la llegada de la semaglutida representa una bisagra pero no sustituye ninguno de los otros elementos”, explicó durante la presentación de Wegovy Mónica Katz, médica especialista en Nutrición y expresidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición.
La experta explicó que “todos tenemos naturalmente el GLp1”, la hormona que regula la saciedad del apetito. “Pero dura un minuto. El laboratorio logró que dure 180 horas, por eso la inyección es semanal”, precisó Katz.
La semaglutida retrasa la forma en que se vacía el intestino y actúa en la zona de la frente encargada de inhibir el apetito. “Es un stop al estómago y al cerebro”, explicó la médica.
En la Argentina, una caja de Ozempic de 1 mg se vende a $ 355.571,24 (estaba $ 653.358,31 y bajó casi 50% su precio por la competencia nacional). Wegovy tiene distintas presentaciones: de 0,25 mg, 0,5 mg, 1 mg, 1,7 mg y 2,4 mg, que es la dosis de mantenimiento. El precio varía: la de 1 mg cuesta lo mismo que Ozempic, pero la de mayor dosis llega a $ 696,919,63 la caja de cuatro jeringas.
“Wegovy ya está hoy en las farmacias y estamos reuniéndonos con las prepagas y obras sociales para ver el porcentaje de cobertura. No tiene sistema de bonos (como una caja gratis) como pasaba con Ozempic, pero sí un sistema de ayuda a nuestros pacientes, disponible en la web”, dijo a Clarín Gustavo Allievi, director de acceso al mercado y asuntos públicos de Novo Nordisk Argentina.
Expertos advierten por su “uso estético”
El Ministerio de Salud de la Nación fue claro cuando se autorizó: la semaglutida no está indicada para personas con trastornos alimentarios. Pero no son pocos los testimonios que dan cuenta de su prescripción incluso en pacientes que buscan “perder unos kilitos para el verano”, o en quienes presentan cuadros de bulimia o anorexia.
Para Fernanda Delgado, licenciada en Nutrición y secretaria del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, el problema central es que se empieza a ver esta medicación como “una herramienta estética”.
“El principal riesgo es que se consolide su uso al servicio del ideal corporal hegemónico, y no como lo que realmente es, un medicamento con indicaciones específicas, que requiere evaluación profesional y seguimiento”, explica a Clarín.
Cuando se usa sin control, detalla Delgado, se invisibiliza que puede provocar efectos adversos importantes. “Hay que regular su uso y su promoción, garantizar que se prescriba únicamente bajo supervisión médica y en contextos clínicos justificados, y fortalecer la educación alimentaria”.
“Ningún fármaco modifica por sí solo los determinantes sociales, emocionales y culturales del comer. Wegovy puede tener indicación médica en ciertos casos, pero pensarla como una solución mágica simplifica una situación compleja: el descenso de peso, cuando es necesario, necesita acompañamiento nutricional, cuidado de la salud mental y actividad física adaptada”, aclara la nutricionista.
Félix Puchulu, jefe de la División Diabetes del Hospital de Clínicas, conoce los beneficios de estas inyecciones para pacientes diabéticos y, a la vez, reconoce el riesgo de quienes lo usen “indiscriminadamente para bajar de peso”.
“El tratamiento de la obesidad tiene una eficacia relativa. Han aparecido y desaparecido muchos medicamentos. Depende mucho de la actitud del paciente. Si yo me inyecto pero no hago el esfuerzo en la dieta y el ejercicio, la posibilidad de lograr el objetivo empieza a descender. También sucede que cuando uno usa esta inyección llega al peso que quiere y la suspende, ahí es frecuente que haya una reganancia de peso, lo que hace que se exija cierto uso crónico de esta droga”, cierra el experto.