Milei en Estados Unidos: soberanía, libre cooperación y… ¿motosierra para la ONU?

El Presidente de Argentina, Javier Milei, participó de la 80° Asamblea de las Naciones Unidas y dejó un mensaje para el mundo

Por Anabella Parané

En la histórica Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), el Jefe de Estado Javier Milei, retomó la crítica planteada en su discurso del año anterior hacia la propia organización de las Naciones Unidas, a la que calificó como alejada de los principios fundacionales de libertad, cooperación e igualdad ante la ley. Valores que, a su entender, guiaron el nacimiento de la organización con el propósito de garantizar la Paz.

De esta forma, reafirmó la coherencia de los votos emitidos por la Argentina en las últimas sesiones generales (apoyo a la retirada rusa de los territorios ucranianos y el voto negativo al establecimiento del Estado palestino).

En ese marco, defendió el modelo capitalista como la única vía sostenible para garantizar productividad, crecimiento económico y bienestar social. A su juicio, no debe “sacrificarse el futuro en el altar del presente”, una advertencia que vinculó a su propia política de “motosierra”, comparando la estructura de la ONU con un “entramado hipertrofiado de organismos” que generan burocracia e ineficacia.

Asimismo, cuestionó los objetivos de la Agenda 2030, señalando que sus metas suelen ser reprogramadas al no alcanzar resultados concretos. Además, abordó la cuestión migratoria con un tono categórico, calificando la inmigración masiva como “invasión” cuando es utilizada como instrumento político.

Manteniéndose en su eje de afinidades internacionales, Milei centró la segunda parte de su discurso en elogiar la Administración de Donald Trump en torno a la inmigración ilegal y la reestructuración del comercio mundial, resaltando que entre ambos países existe una igualdad de destino y de camino.

El Presidente Milei se pronunció sobre una crucial política de Estado argentina: la reivindicación de la soberanía nacional sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, instando a reanudar negociaciones con el Reino Unido en el marco de las resoluciones internacionales.

Este pronunciamiento, vino acompañado por un gesto político inesperado: el apoyo del hijo del Primer Ministro israelí, Yair Netanyahu, quien —en vistas de que Londres tomó posición a favor de reconocer al Estado de Palestina— manifestó en sus redes sociales su respaldo a la postura argentina, presentando a Buenos Aires como nuevo aliado clave. Este hecho marca una nueva arista en la relación entre Israel y el Reino Unido, proyectando a la Argentina como actor de relevancia en ese tablero diplomático.

A modo de propuesta, Milei sugirió cuatro principios rectores para reformar la dinámica multilateral: 1) mandato esencial, que impida apartarse del objetivo primordial de la paz; 2) principio de subsidiariedad internacional, que limite la intervención de la ONU salvo cuando la capacidad de un Estado se vea superada; 3) auditorías confiables de los organismos internos; 4) simplificación y racionalización normativa que impulse el crecimiento y la cooperación libre entre naciones.

El Presidente argentino también se refirió a la seguridad internacional, recordando los sensibles atentados a la AMIA y solicitando a Interpol la reactivación de la búsqueda de los responsables. Advirtió sobre la escalada de violencia política por parte de la izquierda global y por último, aunque no menos importante, reclamó la liberación de un ciudadano argentino encarcelado en Venezuela impedido de ayuda legal y diplomática.

El discurso, pronunciado ante una Asamblea con baja concurrencia, proyectó la continuidad de una política con visión a largo plazo más que inmediata, al tiempo que reafirmó la crítica a la “dinámica global decadente” y su apuesta por un alineamiento directo con Estados Unidos e Israel.

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