Según la astrología, las personas nacidas bajo estos signos no pueden resistirse a un buen plato porque disfrutan comer, repetir y sin terminar ya están pensando en la próxima comida. Además, les encanta cocinar y suelen destacarse en la gastronomía gracias a su gran paladar
Según el horóscopo, quienes nacieron bajo estos signos suelen disfrutar cada bocado, no se conforman con una sola porción y sin siquiera finalizar el plato ya están planeando cuál será su próxima comida. Además, muchos de ellos aman cocinar, tienen un paladar exigente y se destacan en la cocina, ya sea como anfitriones o como críticos de cada plato que prueban.
¿Cuáles son los signos más amantes de comer?
Tauro:
Ellos viven la comida como un verdadero acto de placer. No se trata solo de llenarse, sino de disfrutar cada textura, cada aroma y cada combinación como si fuera una experiencia casi sensorial. Para ellos, sentarse a la mesa es uno de los mejores momentos del día. No apuran el bocado, saborean todo con calma y si el plato les gusta, no hay forma de frenarlos: van por más sin culpa y sin vergüenza.
Les encanta que los inviten a comer o a eventos donde puedan probar cosas nuevas, porque la variedad también los estimula, ya sea dulce, salado, picante o cremoso, lo importante es que sea sabroso y abundante. Además, tienen buen gusto y suelen elegir lugares donde saben que van a comer bien. Si hay comida rica, un taurino nunca va a decir que no.
Cáncer:
Ellos tienen una relación emocional con la comida. Cocinan para los que quieren, recuerdan sabores de la infancia y encuentran consuelo en una sopa caliente o en ese plato casero que siempre les sale bien. Ir al supermercado para ellos no es una tarea aburrida: es una oportunidad para imaginar lo que van a preparar y a quién se lo van a compartir. La cocina es casi un refugio, y abrir la heladera puede ser el mejor momento del día, sobre todo si tienen tiempo para improvisar algo rico.
No les interesa contar calorías ni tener un cuerpo perfecto: les importa sentirse bien y disfrutar. Comen lo que les gusta, a veces en exceso, pero no con culpa, porque saben que el alimento también es una forma de cariño. Y si están tristes o nostálgicos, seguro se refugian en un plato que les recuerde a casa.