La violencia comenzó cuando hinchas violentos del equipo visitante, que estaban ubicados en una bandeja superior, empezaron a arrojar distintos objetos a los hinchas locales, que se encontraban en una tribuna inferior
El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, explicó que antes del inicio del encuentro empezó a observarse el comportamiento hostil de los chilenos y durante el primer tiempo se recomendó la suspensión del partido para poder desalojar a la parcialidad de la U. de Chile, sugerencia que fue descartada por el delegado de la Conmebol.
El funcionario brindó detalles sobre los episodios de violencia ocurridos tras la falta de coordinación entre las agencias de seguridad privada del club local y la estructura de la Conmebol, así como el proceder de la Policía bonaerense en un escenario que, subrayó, estuvo siempre delimitado por el marco de responsabilidades del operativo internacional.
“Siempre los partidos internacionales organizados por FIFA o por Conmebol recibieron público visitante -detalló-, incluso cuando desde la provincia habíamos prohibido ese ingreso. Sin embargo, los protocolos de la competencia de la Copa Libertadores exigen a los clubes la presentación de un plan operativo; ninguno de esos protocolos se cumplió”, comentó.
El funcionario describió que las agresiones dentro de la tribuna se incrementaron notoriamente durante el primer tiempo. “Empezaron a prender fuego, a hacer desmanes… se ve en las imágenes que no hubo control. Destrozaron todo el Estadio adentro: arrancaron fierros de las escaleras, rompieron baños, mijitorios e inodoros”. Subrayó además que, frente a ese deterioro, la intervención decisiva demoró en llegar porque fue la Conmebol quien debía presidir el comité de crisis, solicitar a la Policía su opinión y tomar decisiones, que según Alonso, se dilataron innecesariamente: “Si el partido se suspendía en el primer tiempo, no hubiese pasado nada de lo que pasó”.
La seguidilla de errores continuó cuando, después de un prolongado entretiempo, desde la organización solicitaron a la Policía el desalojo de la tribuna para que el partido pudiera seguir. “El oficial de Policía fue claro: el partido se tenía que suspender y desalojar las tribunas, la gente se iba a ir, que fue lo que ocurrió”, indicó. Sin embargo, antes de esa medida, un grupo de unos cuarenta hinchas de Independiente logró romper una pared metálica e irrumpir en la zona de la tribuna ocupada por los visitantes, produciéndose una brutal gresca con los violentos de la Universidad de Chile.
“La prioridad fue rescatar a quienes quedaron atrapados y garantizar la seguridad de los que no eran parte de los grupos violentos”, relató. Como resultado de la refriega, se registraron ciento once personas detenidas, veinte heridos -dos de ellos de gravedad, internados en el hospital Fiorito- y diversos miembros de la policía lastimados mientras asistían a las víctimas.
“Nunca íbamos a reprimir con gases o balas de goma en una tribuna donde había familias, mujeres y niños -explicó Alonso-. Separar a los violentos de las personas comunes fue imprescindible para evitar una tragedia aún mayor. Si el partido se hubiera suspendido a tiempo, estábamos en condiciones de desalojar el estadio sin que ocurriera nada de todo esto, pero no se cumplieron los protocolos. Lo que pasó fue consecuencia de la falta de decisión y del fallo de la seguridad privada”.
Consultado sobre el origen de los elementos contundentes usados como armas, Alonso aclaró: “No entraron con palos; rompieron la estructura del club y usaron caños, fierros, perfiles de hierro de los escalones… Peor todavía. Fue un hecho de incivilidad impresionante, impresionante”.
El ministro remarcó con énfasis que las decisiones durante los partidos internacionales recaen sobre el delegado de la Conmebol, quien debe seguir el protocolo, evaluar la gravedad de los incidentes y decidir en tiempo y forma, cuestiones que en esta oportunidad, según sus palabras, “no se cumplieron”. “Lo único que les importa es el espectáculo televisivo, que las tribunas estén llenas de gente para la transmisión. Ellos no aceptan tribunas vacías, a pesar del peligro”, disparó, en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana.
Respecto al destino de los detenidos, Alonso especificó que permanecían alojados en la comisaría cuarta y que la situación judicial de cada uno se estaba definiendo con el cotejo de imágenes captadas por las cámaras del estadio. “El fiscal avaló todo lo actuado por la Policía; ahora estamos identificando a todos los violentos, tanto a quienes están aprehendidos como a los que lograron escapar. Hay implicados por lesiones graves, leves y daños a la propiedad”, informó.
Alonso recalcó la importancia de aplicar sanciones ejemplificadoras: “Cuando la U de Chile jugó en el estadio de Estudiantes hubo otros destrozos, e instalamos doscientas cincuenta prohibiciones de admisión. Con estos clubes y barras violentas hay que ser firmes: si no se saben comportar, que no vengan a la cancha. Es lo que hacemos en el fútbol argentino, donde evaluamos los riesgos y separamos las parcialidades para evitar que se crucen”.
El escándalo del partido entre Independiente y Universidad de Chile deja en el centro del debate el rol de la Conmebol, los clubes, la seguridad privada y la articulación con la Policía, factores determinantes en la prevención (o la generación) de escenarios violentos. Según Alonso, es fundamental aprender de estos hechos para que no se repitan en futuras competencias internacionales, y elaborar mecanismos de control aún más estrictos para los “espectáculos internacionales”.