Una vez más, la oposición logró instalar la sensación de caos en el país: ¿ Es Ezeiza la única salida para los argentinos de bien?

Argentina es un país rico en recursos naturales, pero pobre en madurez política y social

Por SIN CODIGO

Nada parece conformar a los ciudadanos de este bendito o ¿maldito? país: cuando se vive bajo gobiernos populistas con hiperinflación, con billetes que se esfuman en minutos y sin posibilidad de planificar nada, con cepo, restricción a viajar o comprar dólares libremente, etcétera, se repudia. Pero cuando llega un Gobierno que intenta poner orden, dar más libertad comercial o social, bajar la inflación y dar valor real al dinero, tampoco sirve. No se banca.

La impaciencia crónica y el “todo ya” parecen ser parte del ADN argentino. Sin embargo, cuando está en el poder el peronismo se aguanta y perdona todo. Ah, pero si el que dirige la Nación es un no peronista, la “mecha está corta” para el aguante. En poco tiempo, la oposición peronista. que no tiene escrúpulos, se encarga de dinamitar el escenario, creando la sensación de que todo se va al abismo y contribuyendo a la histeria colectiva.

¿Qué quieren los argentinos? El famoso “gata flora”: nada les viene bien. La comparación con otros países es dolorosa. En España, pese a casi ocho años de un Gobierno de izquierda populista y escándalos de corrupción, la economía se mantiene estable: un café vale hoy prácticamente lo mismo que hace una década. En Chile y Colombia gobierna la izquierda, pero no hay inflación descontrolada ni la economía ocupa todos los titulares. En Argentina, hay que llegar a una normalidad donde cada cuatro años haya alternancia de derecha o izquierda pero que nada afecte la economía, ni se quiera “voltear” al presidente de turno. Es un sueño que, cuando haya más educación, la gente lo entenderá.

¿Será el peronismo el problema argentino? Ese movimiento político que hizo metástasis en toda la sociedad se encarga de frustrar cada intento de cambio. Una fuerza que vive de un pueblo empobrecido, con escasa educación, fácilmente engañado por líderes mesiánicos. Una sociedad mayoritariamente inculta que, en lugar de apostar a la alternancia democrática, elige permanecer en un ciclo de crisis permanente.

¿Por qué cuando está el peronismo en el poder ignoran temas sensibles como educación, salud, discapacidad o jubilaciones y nadie sale a pedir que caiga el Gobierno? y ¿Por qué cuando no es el peronismo Gobierno el de turno se tiene que ir antes de tiempo?

El peronismo no acepta alternancia. No admite una Argentina culta, pujante, capaz de elegir cada cuatro años gobiernos distintos —más de izquierda o más de derecha— pero dentro de una economía estable que no ponga en riesgo la vida de todos. Pero, en realidad, es injusto hablar solo del peronismo, los ciudadanos con sus votos le dan legitimidad a los que los hundieron en la miseria. Así que es culpa de casi toda la sociedad.

Si Milei no logra sostener su proyecto en octubre, la única salida que quedará para los argentinos que quieren vivir en una democracia plena será Ezeiza. Porque si el peronismo vuelve a quedarse con todo, Argentina habrá elegido ser Venezuela. Y entonces, que los impacientes, los cómplices y los engañados vayan a llorar al campito.

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