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El dueño de la peluquería no les avisó a los familiares de la víctima lo que había ocurrido y tuvieron que enterarse por la televisión

Antes de cometer el crimen, Abel Guzmán, el estilista que por estas horas permanece prófugo tras asesinar a Gabriel Medina en una peluquería de Recoleta, tomó la decisión de raparse el pelo, hecho que sorprendió a sus compañeros de trabajo.

Quienes lo conocen aseguran que es cuidadoso de su cabello y que por eso llamó la atención que, durante la mañana del miércoles, apareciera con un corte completamente distinto. “Hace 10 años que trabaja en Verdini, es la mano derecha del dueño”, contó Fabiana, madrina de la víctima.

La familia de Medina está consternada, pero sobre todo angustiada y decepcionada con el accionar de la peluquería. “Nadie nos comunicó lo que había pasado, ni siquiera nos esperaron en la comisaría o en la morgue para avisarnos. Todavía estamos esperando que nos llamen”, sostuvo la madrina.

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Las redes de Abel Guzmán permanecen intactas, abiertas al público, sin ninguna publicación reciente. Perfiles activos en donde solía compartir pocas fotos suyas y videos de sus trabajos con sus clientas.

Lo que sorprende a la familia de la víctima es que aún no se sepa dónde está Guzmán, que tras dispararle a Medina salió corriendo y desapareció del lugar. La sospecha gira en torno a la información que maneja el dueño de la peluquería: “¿Una década trabajando juntos y no sabe dónde vive? ¿O dónde puede estar?”, expresó Fabiana.

En cuanto a si había algún conflicto entre ambos, Fabiana relató que Germán, que trabajaba en Verdini hacía poco más de un año, comentó algunos cruces que habían tenido en medio del trabajo. Fabiana insistió en que esperaban algún contacto del dueño del lugar, quien “ni siquiera tuvo la delicadeza de llamarla para decirle que había fallecido su hijo”. También expresó sus dudas en relación a la persona que ayudó a que Guzmán a escapar por la ventana.

“No era una reunión de trabajo, sino una situación de tratar de pasar el tiempo hasta poder retirarse”, reconstruyó Benítez. De acuerdo a su testimonio, Medina estaba contando sobre una fiesta a la que había concurrido y, de un momento a otro, Abel Guzmán sacó un arma, le disparó a sangre fría y escapó por una ventana.

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También confirmó que ambos, tanto él como la víctima, eran coloristas y especuló con la posibilidad de que esto hubiera sido el detonante del conflicto. “Puede ser un tema de egos o cuestiones personales por cumplir la misma función”, completó Benítez.

El brutal episodio ocurrió a las 20.10 de este miércoles en un local llamado “Verdini”, ubicado en la calle Beruti al 3017, y quedó registrado por una de las cámaras de seguridad del comercio. En las imágenes se puede observar cómo uno de los empleados, repentinamente, sacó un arma y le disparó en la cabeza al otro. El asesino escapó por una de las ventanas y es intensamente buscado por las autoridades.

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