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“Detrás de esa sonrisa angelical había un lado mucho más oscuro de su personalidad”, dijo un fiscal

Lucy Letby, la enfermera británica de 33 años cuyo juicio por el asesinato de siete bebés empezó en octubre del año pasado, ha sido declarada culpable de matar a siete bebés que estaban internados en neonatología.

Los cinco niños y las dos niñas fueron asesinados en un hospital de la localidad inglesa de Chester. La enfermera infantil es conocida, en el Reino Unido, como “la envenenadora”.

Llamó la atención a las autoridades el elevado número de fallecimientos de bebés. Una investigación interna concluyó que los recién nacidos murieron debido a insuficiencia cardíaca y pulmonar de las que no se encontraron las causas, por lo que se dió aviso a la Policía. La mayoría de los bebés eran prematuros y dos de ellos eran gemelos, y la mujer los envenenó deliberadamente con insulina, los sobrealimentó con leche y les inyectó aire por vía endovenosa o a través de una sonda nasogástrica mientras trabajaba en la unidad neonatal.

La enfermera asesina fue declarada culpable también del intento de asesinato de otros 7 menores.

La enfermera niega los cargos y habla de una conspiración contra ella, por lo tanto, no se sabe que motivó a llevar a semejantes actos de barbarie.

La enfermera asesina será sentenciada la próxima semana, y se espera que sea condenada a cárcel de por vida, en una prisión de máxima seguridad.

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