“Médico hasta los tuétanos”, decía
“Si se pierde el hábito del diálogo, se pierde la condición fundamental de la convivencia, que es el de conciliar las ideas y los pensamientos, lo que lleva al autoritarismo, al oscurantismo, al fanatismo”, afirmaba Isas.
Había nacido en Simoca hace 94 años. Isas no fue solo un médico que luchó por darle un lugar de respeto a la medicina homeopática y a la acupuntura. Recibió, hace unos años, la distinción de Profesor Honorario de la Universidad Nacional de Tucumán. Fue protagonista de la época de oro de la Reforma Universitaria y diputado (Vanguardia Federal) en una época que fue bisagra en la historia política argentina de 1973 a 1976.
Enamorado de la homeopatía y la acupuntura, Miguel Isas fue el primer inscripto de la UNT. “Nací en Simoca y me vine a vivir a los 13 años a San Miguel de Tucumán. Estudié el secundario en el Colegio Nacional, terminé en 1948. De ahí me fuí a Córdoba, empecé el primer año de Medicina, y me tocaba hacer el servicio militar. Trabajé en el hospital militar, ahí lo conocí a Ricardo Prebisch. Ricardo estudiaba en Buenos Aires, yo le insistí en que nos quedáramos en Tucumán. Decidí quedarme en Tucumán y Ricardo siguió mis pasos. Llaman a inscripción en la recién creada Escuela de MEdicina. Tucumán tenía un gran prestigio, Córdoba no lo tenía. HAbía una gran cantidad de profesores que habían venido de Europa, lo que prestigiaba a la Universidad de Tucumán”, contaba Isas en una entrevista.
“La medicina es una profesión humanista, tenés que tener cultura, ahondar en el alma del paciente, y eso daba la Universidad en ese momento con tantos hombres ilustres. El médico tiene que ser psicólogo, médico, hasta los tuétanos”, contaba Isas. Gran enseñanza del maestro para las nuevas generaciones de médicos.
Que en Paz Descanse.