El actor y cantante falleció este sábado
Alejandro Sandoval falleció este sábado a la edad de 52 años. Logró un gran reconocimiento cuando participó en los espectáculos del grupo humorista Agarrate Catalina, desde 1999.
Hizo un recordado personaje de “El Genio de la Fortuna” (un micro televisivo en el que anunciaba los números de la Quiniela).
Sandoval construyó personajes como la carismática Rubí, con sus zafados monólogos. “Se enamoró del teatro como nos suele suceder a todos y fue con los años uno de los mejores artistas. Actor y cantante. Un showman. Siempre muy discreto pero con una humildad y corazón muy grande. Estando en el Rosita Ávila se preocupó por todos los que llegábamos y que estemos cómodos y bien. Siempre se llamaba Meija”, recordó Jaime Mamaní. “Se fue un ser de luz”, añadió.
Además, fue profesor de Técnica Vocal 1 de la Licenciatura en Teatro en la Facultad de Artes. “Para mi generación fue una persona muy determinante, una especie de bisagra generacional que nos ayudó a definirnos a muchos en el camino de ser profesionales del teatro. A muchos nos mostró que la UNT podía sumarnos en la carrera, sin acartonamientos. El teatro para Ale era la posibilidad de ser irreverente con todo, de desarmar el mundo con la comedia, de matarnos de risa de lo que otros se tomaban tan en serio”, afirma Sebastián Fernández, docente e investigador, que dirige Chapeau! Escuela de Teatro Musical.
Fue Sancho Panza que protegía al caballero Don Quijote que interpretó Mauricio Semelman y en “Fulgores” se cruzó al drama como en pocas oportunidades en su carrera artística.
“Utilizo mis recursos para interpretar los distintos géneros: si canto tangos me hago el tanguero; en los melódicos me hago el romántico; en los temas en otros idiomas recurro al humor, pues soy malísimo con los idiomas”, había contado sobre su propuesta. “Mi trabajo depende del público, de la repentización, de lo que suceda en ese instante; no te imaginás las veces que preparé un repertorio y lo cambié mientras cantaba el primer tema al ver la reacción de los espectadores”, añadió, asegurando que el público manda y que su mejor aliado era la flexibilidad.