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Cuanta más pobreza menos educación, menos salud, menos progreso y más muertes y DELINCUENCIA

Más de medio millón de personas que viven en la provincia son pobres. Es como pensar que un poco más de los habitantes de San Miguel de Tucumán (598.835 según el Censo 2022) fuesen pobres.

La condición de pobreza estructural se refiere a una situación crónica, en la que no solo la falta de ingresos define la pobreza, sino también el acceso limitado a servicios básicos, la educación, la salud, el empleo digno y la infraestructura adecuada. Aquí algunos de los factores clave que contribuyen a la pobreza estructural en Tucumán:

Desigualdad económica y social: Tucumán, al igual que otras provincias del Norte argentino, sufre una disparidad en el desarrollo económico en comparación con las regiones más ricas del país, como Buenos Aires. La falta de inversión en infraestructura y desarrollo económico limita las oportunidades de crecimiento en la provincia.
Dependencia de sectores económicos vulnerables: Gran parte de la economía de Tucumán está basada en la agricultura, particularmente en la producción de caña de azúcar y cítricos. Estos sectores son vulnerables a factores externos como las fluctuaciones del mercado internacional, la dependencia de las estaciones, y los impactos del cambio climático. La falta de diversificación económica contribuye a una situación de empleo inestable y bajos salarios para los trabajadores rurales.
Educación deficiente: El acceso a una educación de calidad es limitado en muchas áreas rurales de Tucumán. La falta de infraestructura educativa, la deserción escolar, y la baja calidad educativa, especialmente en las zonas más empobrecidas, dificultan la movilidad social. Esto perpetúa un ciclo de pobreza intergeneracional.
Déficit en salud e infraestructura: En muchas comunidades de Tucumán, el acceso a servicios de salud y a infraestructuras esenciales como agua potable, saneamiento y electricidad es limitado. Esto no solo afecta directamente la calidad de vida, sino que también contribuye a la marginalización de grandes sectores de la población.
Subempleo e informalidad laboral: La economía informal está muy extendida en Tucumán. Muchos trabajadores no tienen acceso a derechos laborales, seguridad social o protección ante el desempleo. Esta precariedad aumenta la vulnerabilidad de las familias y limita su capacidad para salir de la pobreza.
Concentración de la tierra: En la provincia, gran parte de las tierras agrícolas está en manos de unos pocos, lo que deja a pequeños productores y trabajadores rurales con pocas oportunidades de acceder a medios de producción. Esto ha generado desigualdades significativas en el acceso a recursos y ha empujado a muchos hacia la pobreza.
Migración interna: La falta de oportunidades económicas y la pobreza rural llevan a muchos habitantes de Tucumán a migrar hacia zonas urbanas o a otras provincias en busca de mejores condiciones. Sin embargo, esto a menudo resulta en la formación de asentamientos informales en áreas urbanas sin acceso a servicios básicos, perpetuando la pobreza.

El trabajo para bajar la pobreza será arduo y difícil. Más allá de lo económico, es importante pensar en educación e infraestructura. Hay que mirar a provincias, que no están muy lejos de acá, como Córdoba, Santa Fe, Mendoza por dar algunos ejemplos y que son faros que indican que se puede lograr disminuir la cantidad vergonzosa de pobres e indigentes.

TICHO para Sin Codigo

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