En las sierras de Tucumán, Villa Nougués se destaca por su arquitectura de inspiración europea y su entorno natural único
Entre las sierras de Tucumán se encuentra un pequeño pueblo que parece sacado de un cuento medieval. Villa Nougués, conocida como “la Marsella argentina”, combina arquitectura histórica con paisajes que logran enamorar a cualquiera que lo visite. Este rincón del Norte argentino es un destino ideal para quienes buscan tranquilidad y un entorno diferente al de las grandes ciudades.
Ubicada a 28 kilómetros de San Miguel de Tucumán, Villa Nougués ofrece un aire europeo único en la región. Sus calles empedradas, casonas antiguas y un ambiente de otro tiempo la convierten en una escapada perfecta para desconectarse. Este lugar se ha ganado su apodo por su similitud con la ciudad francesa de Marsella, especialmente por su estilo arquitectónico y el encanto que destila en cada esquina.
Llegar hasta este mágico destino es sencillo. Partiendo desde San Miguel de Tucumán, basta con tomar la Ruta Provincial 338, que atraviesa un paisaje montañoso y boscoso lleno de curvas. Aunque el trayecto es corto, el camino es una experiencia por sí mismo, ofreciendo vistas panorámicas que preparan a los viajeros para lo que encontrarán al llegar. Para quienes vienen de más lejos, la capital tucumana está conectada por la Ruta Nacional 9 y cuenta con un aeropuerto cercano.
Villa Nougués se destaca por sus similitudes con las pequeñas localidades medievales de Europa. Aunque no comparte la cercanía al mar de Marsella, su ubicación en las sierras y su arquitectura evocan un estilo europeo inconfundible. Las calles empedradas y las casas construidas en el siglo XIX muestran detalles que remiten a un pasado lleno de historia. Además, el entorno natural que rodea al pueblo aporta un aire de serenidad que recuerda a los paisajes más tranquilos del Mediterráneo.
Entre sus principales atractivos están las casonas antiguas, muchas de las cuales han sido preservadas para mantener su diseño original. Estas construcciones no solo reflejan influencias europeas, sino que también cuentan historias de otra época. Caminar por sus calles es como viajar en el tiempo, un detalle que fascina a quienes buscan algo más que un simple destino turístico.
El pueblo recibió el nombre en 1899, a través del ingeniero Luis Francisco Nougués, industrial azucarero y gobernador de Tucumán entre 1906 y 1909, que construyó una casa de veraneo.