Tedeum por el 25 de Mayo en Tucumán: la Iglesia habló de la necesidad del diálogo y la construcción de consensos, además de la pobreza y excluidos

La homilía estuvo a cargo del Obispo Auxiliar, Monseñor Roberto Ferrari. Estuvo presente el gobernador y miembros de los tres poderes del Estado

Uno de los actos por la Conmemoración de la Revolución de Mayo, es el acto religioso llamado Tedeum. En Tucumán, fue presidido por el Arzobispo local, Monseñor Carlos Sánchez y la homilía fue leída por Monseñor Ferrari.

De la Solemne Misa participaron Osvaldo Jaldo; el vicegobernador, Miguel Acevedo; la intendente de San Miguel de Tucumán, Rossana Chahla; funcionarios del Gobierno provincial, legisladores, concejales, miembros de la Justicia provincial y federal, Fuerzas de Seguridad, y público en general.

En su homilía, Ferrari instó a “no” acostumbrarse “a mirar los rostros y las realidades de los que sufren”, con respeto a la situación de pobreza en Tucumán y el país. “La Patria es como una gran familia que debe acoger, abrazar y dignificar a todos sus hijos e hijas, incluso a los que se han ido o a los que están perdidos dentro de sus propias calles”, expresó.

También, hizo foco en la situación de muchos jóvenes que han emigrado buscando oportunidades en otras tierras, así como de aquellos que permanecen excluidos dentro del país. Recordó con dolor el caso “del joven que dormía en un contenedor en la ciudad, buscando comida y calor, y salvó su vida de milagro”. “Realidades que nos golpean… ¡y que deben seguir golpeándonos para que no nos acostumbremos al sufrimiento ajeno!”, afirmó.

“A veces me ha costado despertar a algún muchacho dormido en la puerta del obispado, y me duele…, o escuchar a alguien que pide en la vereda, y me dice: ‘me quiero morir, ya mi vida no tiene sentido’, como que no basta una limosna… Pero sus vidas tienen sentido y un valor infinito, inalienable, igual que yo, ni más ni menos. Siempre me digo ‘no te acostumbres a mirar los cerros hermosos de Tucumán’, y hoy, pido no acostumbrarme a mirar los rostros y las realidades de los que sufren”, señaló. 

La importancia del diálogo

El obispo llamó a no olvidar los valores del diálogo, la fraternidad y la construcción de consensos: “Nadie tiene todas las respuestas por sí solo. Necesitamos desarmar las palabras, dialogar, escucharnos. Construir consensos superadores, dejando un poco de nuestra verdad para abrazar la del otro”, señaló, citando al Papa Francisco y a documentos de la Iglesia como Dignitas Infinita. Además, dedicó palabras a los responsables políticos y sociales, invitándolos a “correr al encuentro del otro”, como el padre de la parábola, y a construir “una Patria que besa heridas, que no margina, que viste de dignidad a quienes han sido despojados”.

“Toda vida vale. Toda persona tiene dignidad infinita. Y esa dignidad no depende de su situación, ni de su éxito, ni de su historia. Nuestra tarea como Nación es devolver esa dignidad a través del trabajo, la educación, el hogar, el respeto”, dijo.

Para finalizar expresó: “Celebremos la vida de los demás, sus regresos, sus progresos. Somos hermanos, no competidores. Que este 25 de Mayo sea fiesta de todos: de los próceres, de los trabajadores, de los descartados y de quienes aún sueñan con una Patria justa, grande y soberana”.

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