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Cada vez más parejas se animan a blanquearlo. La historia de Aldana y Alex. ¿Vos lo practicás?. ¿Te animás?. Dejá tu opinión

Aldana, de 28 años, y Alex, de 32 años, lo sentían en el cuerpo pero no lo ponían en palabras. Un secreto a voces. Tenían siete años juntos, proyectos compartidos, un hijo de seis años, pero había algo que no funcionaba puertas adentro. Le dieron muchas vueltas hasta que un día de “sincericidio sexual”, encontraron la punta del ovillo al problema.

“Necesito un cambio. Necesito algo más”, dijo ella. “Yo necesito lo mismo”, expresó él también. Simple y directo. Fin de una etapa monógama y clásica. Principio de otra con códigos y reglas propias, donde no cabe la palabra “infidelidad”.

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Así se metieron en un mundo desconocido en el que fueron encontrando respuestas. Primero abrieron el juego a tríos y en poco tiempo pasaron al universo swinger que hoy “disfrutan” sin titubeos.

“Intercambiar parejas no es algo depravado. Es vivenciar otro tipo de sexualidad en la que cada vez más somos los que nos animamos a vivirlo y contarlo. Significa explorar las fantasías de cada uno”, dice Aldana.

La pareja se reavivó como brasa al fuego. Hoy la gama sexual incluye encuentros “más vainilla”, es decir, cruces con parejas con las que se juntan primero a hablar y conocerse para después avanzar o no. También está el “swinger grupal” que “no son orgías”, dice Aldana, Allí se conocen entre tres o cuatro parejas y hacen “intercambio”. Se accede a ellos en bares, boliches, fiestas privadas o sitios web y apps.

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Aldana aclara que “puede ser que te guste o no la pareja del otro. No es algo que tenés que vivir obligatoriamente. Siempre está la posibilidad de decir que no, de decirle a tu pareja que no vas a hacer o te incomoda que haga esto o aquello porque no te cierra”.

“El mundo swinger siempre existió pero estaba oculto. Ahora se vive con más libertad. A mucha gente le empezó a interesar realmente lo que es ser swinger soltando un poco el tabú impuesto por la mirada acusatoria de la sociedad”, cierra Aldana.

Isaac, es encargado de un club swinger en la Ciudad de Buenos Aires. el cuenta que “el swinger no es igual al fiestero. Es intercambiar pareja con su compañera o compañero con años de convivencia, y tal vez, hijos en común”. En su caso, abre las puertas del club los viernes y sábados con reserva. Además concurren solos y solas. Si hay coincidencia, la siguen en espacios particulares o en hoteles de la zona que forman parte del circuito y aceptan la movida swinger.

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La mayoría prefieren los encuentros en clubes, ya que son espacios seguros. Con respecto a los sitios web o Apps, hay que tener cuidado con los perfiles “truchos”. Recomiendan leer mucho las recomendaciones que hacen otras parejas para no ser estafados ni caer en trampas sexuales.

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