Tras el emotivo funeral que reunió a cientos de miles de personas y líderes mundiales, los fieles católicos comenzaron este domingo a visitar la tumba del papa Francisco en la basílica de Santa María la Mayor, en Roma.
Sobre la sencilla lápida blanca, identificada como “Franciscus” —el nombre del pontífice en latín—, se colocó una única rosa blanca. Una luz cálida ilumina el lugar, mientras una reproducción de su cruz pectoral adorna la pared sobre la tumba. Los visitantes se detienen para santiguarse o tomar fotografías como muestra de respeto.
“Fue una inspiración, una guía”, expresó Elias Caravalhal, un residente de Roma que acudió a despedirse y agradecerle personalmente al papa, luego de no haber podido asistir al velatorio en la basílica de San Pedro. Francisco falleció el Lunes de Pascua a los 88 años.
La apertura de la tumba se dio en el segundo de los nueve días de luto oficial conocidos como Novendiales. Mientras tanto, la Iglesia Católica, con 1.400 millones de fieles en el mundo, se prepara para el próximo cónclave, que deberá comenzar antes del 10 de mayo, aunque aún no se ha fijado una fecha precisa.
Francisco eligió ser sepultado en Santa María la Mayor, cerca del icono de la Virgen que veneraba, en coherencia con su vida “humilde, sencilla y esencial”, según explicó el arzobispo que administra la basílica.
En Roma, el silencio reverente y las oraciones marcan el comienzo de una nueva etapa para la Iglesia tras el adiós a uno de los papas más carismáticos de la historia reciente.